jueves, 9 de febrero de 2012

Sonidos de mi anatomía



Hace tanto que no vengo por aquí, bueno, en realidad no mucho. Recuerdo que antes esto era como una especie de diario en el que yo me depositaba en cada palabra escrita por mis manos. Tocaba los cuadritos del teclado como notas de piano creando así, la melodía de mi existencia. Hoy sueno si, aún sueno a música infalible de mi ser, sollozos de mi vida y decires impronunciables. Ahora sigo aquí, tecleando mis sonidos, tarareando mis sentidos de tal modo que logre conquistarte.

Te recuerdo si, a cada caminito de mi piel le has dejado escrita tu pasión, me envolviste en tu magia en esa magia que hace que cualquier ser humano pierda la cabeza. Si bien, a mi edad ya no pierdo tan facilmente la cabeza mas bien la dono. Donar es más auténtico y más conciente. Te he donado mi cabeza para que hagas de mis pensamientos e ideas locas; historias de muchos colores en las cuales, sólo el sabor a caramelo agridulce se identifique de entre los montones de sentimientos mutuos. Y es que tu sentido del humor tan sutil, me deleita el oído tanto como la música que componemos al hacer el amor.

Dicen que es difícil volver a conformar la anatomía espiritual después de una derrota o varias del corazón. Pero hoy, descubro que mi anatomía se ha conservado intacta desde el momento en que me construyeron cual origami existencial soy. Y bien, vaya sorpresa descubrir que la única parte en donde había un pequeño huequito, cabes a la perfección.