viernes, 2 de noviembre de 2012

Hacia un funesto porvenir



Hace ya varios años, se publicó un textito mío titulado "Hacia un funesto porvenir". Lo recordé pues he vuelto a ver el bello y triste documental HOME y es que como bien decía Baudrillard "Ya que el mundo adopta un curso delirante, debemos adoptar sobre él un punto de vista delirante" Un muy querido amigo J.M a quien le comentaba sobre el hecho de estar viendo el documental y que lo único que sentía era un gran repudio por la especie humana; comenzó a decirme su opinión que iba por la misma vía que la mía pero la pronunció de un modo sumamente bella y poética. Sin embargo, para expresar tal holocausto del planeta, no es posible manifestarlo de modo poético. Pero ¿por qué poetas en tiempos de penuria? de nuevo se hace presente en mi vida ese mago Alemán. Y es cierto, sólo la poesía, puede rescatarnos de tan grande atrocidad humana.
Es en serio que me cuestiono ¿en verdad nos gusta ser lo que somos? somos la especie más depredadora de la tierra y pienso que si tuviésemos acceso al resto de la galaxia, también acabamos con ella. Me imagino que el petróleo dejaría de tener valor y entonces los minerales que se dieran en Urano tendrían alguna funcionalidad y por ende se comenzarían los ataques y las invaciones a ese planeta y se comenzaría a destruir. Y si de repente los meteoritos cobraran también alguna utilidad para la comodidad del humano, igual, se comenzaría una lucha espacial para agandallarse todos los meteoritos posibles.
En verdad ¿no creen que somos un asco? recuerdo lo que escribí en ese tiempo...

¿Es acaso el progreso del hombre un progreso tal, que hace que su propio rostro se le borre y se convierta definitivamente en no identificable, no sólo en el secreto de su rostro sino en el de cualquiera de sus deseos? ¿acaso tendrá razón Baudrillard cuando dice?: “Si todo hubiera sido perfecto, el mundo se limitaría a no existir, y si por desgracia acabara existiendo, dejaría simplemente de hacerlo [] por eso, sólo puede sernos dado como ilusión.”[1] ¿Es entonces ya, el mundo, una mera ilusión de lo que somos? Sin duda, somos artífices, testigos y víctimas de toda una avalancha de acontecimientos pero tales sucesos no son más que el reflejo de la parodia que estamos siendo como especie ¿nos hemos convertido en un engaño? ¿somos simples personajes como los que vemos en las historias que nos cuentan? En palabras de Baudrillard “Nosotros mismos en tanto que seres vivos y mortales somos la huella de la imperfección criminal”[2] somos presas de lo aparente, de lo que acontece en la pantalla, fruto de lo que Virilio llama  la “nueva espectacularidad” ésta que es nacida de la urgencia de la técnica del tiempo real, comunicación masiva que se extiende de modo indiferente a la información política, económica, social o judicial.


No lo sé pero parece que todo mi mundo pierde sentido cuando observo que por más que hay gente intentando hacer conciencia y luchando por ello, simplemente no se contagia de modo masivo tal y como se contagia el deseo por algún gadget o estupideces de esas que nos hacen ser parte de un mundo de ficción. 
Es justo esto lo que somos hoy, una pantalla del espectáculo de la existencia, una razón sin razón en donde lo que nos domina no es la propia voluntad sino la voluntad de un sistema que nos somete invisiblemente y nos manipula sutilmente, presentándonos la vida desde otra pantalla, la pantalla de la ilusión, en donde la liquidación del otro va acompañada de una síntesis artificial de la alteridad, pues si, el otro no es más que el “otro”, aquel que está ahí, buscando lo mismo que yo, trabajando por lo mismo y viviendo de la misma manera. Es así como la presencia del otro comienza a ser molesta porque es más una competencia que una compañía. El otro no implica lo que yo también soy sino lo que no me deja ser, por eso, es preferible no dotarle de rostro porque así me libera de la culpa si es que la hay. Con la técnica hemos entrado a la era de la producción también del otro. Y no se trata de matar, devorar, seducir, rivalizar, amar u odiar al otro sino de producirlo. El otro está en tanto que me sirve, en tanto que me es útil; las relaciones se han tornado convenientes en el sentido de que “mientras me convenga estoy contigo.” 

No obstante, a pesar de tantos avances impresionantes, de tantos descubrimientos, seguimos aquí, rodeados de enigmas y soportando sufrimientos. Si es verdad que el hombre se ha superado entonces ¿por qué hay hambre? ¿por qué hay guerras? ¿por qué hay discriminación, opresión, enfermedad, ignorancia, incomprensión, vejez, muerte? ¿por qué lo maravilloso de la existencia sólo es disfrutable  para los que disponen de recursos financieros? ¿por qué solamente unos cuantos tienen una vivienda confortable, un vehículo, un móvil, una computadora? Si parece que todo esto ya es parte de las “necesidades básicas” de la humanidad, vaya ni siquiera la realidad ideal que nos han metido en la cabeza la podemos alcanzar, el tipo de vida que nos han presentado como el “adecuado” no es un tipo de vida que esté al alcance de todos, ¿será acaso una especie de selección antinatural pero que nos quieren presentar como natural?¿no consideran que algo extraño esta pasando con la especie?  Si se supone que cada día estamos más informados y tenemos más acceso al conocimiento, entonces ¿por qué si somos los únicos animales capaces de preparar nuestro propio alimento, somos tan brillantes y frágiles a la vez? Es lo mismo que el político que aprueba las medidas destinadas a reducir más el acceso a poblaciones carentes a la canasta básica y no puede prescindir de su poderoso BMW,  es tan absurdo como el intelectual que firma tratados a favor de la tolerancia pero rechaza a su hijo homosexual, tan contradictorio y repulsivo como el sacerdote que se llena la boca de moralismo bíblico y abusa de los infantes. Sin duda alguna, hay algo extraño en los animales supuestamente inteligentes conocidos como hombres y mujeres.

¿Será por eso que se ha dado la existencia de una inteligencia artificial? ¿una inteligencia que piense por nosotros? Una inteligencia que no es mas que la sofisticación delirante de los datos y operaciones que no hace más que confirmar que se trata de una utopía realizada del pensamiento; en donde nuestros pensamientos serán actualizados antes de ser pensados. En palabras de Baudrillard: “La inteligencia artificial no contiene ni la sombra de un artificio, ni la sombra de un pensamiento de la ilusión de la seducción, del juego del mundo, mucho más sutil, más perverso, más arbitrario.”[1] En pocas palabras, la inteligencia artificial no es más que un espejo de lo que buscamos ser, pero que nunca se igualará con aquello que no hemos creado nosotros, como nuestra propia inteligencia.
Es evidente que solamente podremos entender la esencia del mundo si podemos entender en toda su ironía, la verdad de esta equivalencia radical.



[1] Ibid. p.51.

 


[1] Jean Baudrillard, El crimen perfecto., Barcelona, Anagrama, 2000, p. 21.
[2] Ibid.p.53.