lunes, 24 de septiembre de 2018

Mi breve excursión ontológica

Y las notas, siempre dictándome la palabra.
Para sentir mis letras es mejor leer y escuchar.


Caminando por cada recoveco de mi misma, he ido encontrando algunos objetos que consideraba perdidos. Ha sido una especie de excursión en la que he estado explorando por aquí y por allá. Curioso fue reencontrarme con él, sí, el sello que con tinta turquesa tiñó mi alma. No recordaba que por ello me suelo ver bien con ese tono de azul. 
Iba por uno de los caminos más pedregosos y me tropecé, una vez más no observé ese objeto que nunca se ha desaparecido y parece un objeto animado porque cuando menos lo espero me tropiezo con él. ¡Cómo quisiera que ese si se perdiera! ¿no les pasa que de repente pierden algo que añoran y algo que detestan parecen condenados a poseerlo como si fuera indispensable para ser uno mismo?
Hoy, aparentemente no hice nada pero en verdad llegué agotada de mi exploración. Entré a una especie de cueva donde lo único que había en el interior eran espejos y cada uno de ellos reflejaba un recuerdo, algunos de ellos fueron gratos volver a verlos pero otros tan sólo causaron dolor, ese dolor que en su momento generó pero además ahora se sumió un dolor con olor a nostalgia y color violeta. 
Posteriormente fui hacia un horizonte, prometía un hermoso paisaje pero al llegar a la cima del pequeño monte, tan sólo era un abismo oscuro y aparentemente sin fin, a lo lejos escuché su voz o lo que pienso pudo haber sido su voz pues su existencia fue tan efímera que nunca la conocí. Pero tuve una extraña certeza que ahí se encontraba tratando de decir lo impronunciable.
Tome camino de regreso y me metí por la colina de la conciencia (insisto siempre por ahí) me parece el camino seguro sin embargo, cada vez estoy más convencida que es una especie de autoengaño pues la conciencia se transmuta en confort así que decidí dar tres pasos hacia atrás y retomar camino pero por una vereda nueva, era como esponjosa, suave pero muy frágil, ahí me topé cara a cara con mi otro yo de hace años, la sensación de autoprotección se hizo manifiesta pero sabía que no debía incurrir en ello, tenía que dejarme pasar de largo y así lo hice. De pronto, escuché las voces de ellas, las brujas, todo mi linaje femenino ahí estaba con sus poderes peculiares, su voces que irradiaban una fortaleza que reconozco y sus risas cantarinas, se mofaban de la vida, cada una de ellas desde su muy peculiar sentido del humor lanzaron un hechizo que no entendí, soltaron una carcajada ante mi ignorancia pues en definitiva sigo sin creérmela.  Una de ellas me dijo "ya saca tus hechizos, no temas" y entonces recordé tantas voces masculinas que siempre me han dicho sobre mi poder de hechicería pero como siempre, se confunden y no ven lo que en verdad hay más allá pero lo entiendo pues ni yo he sido capaz de aceptar eso que hay más allá. Tuvo que volver aquél, sí ese primero que me hizo sentir culpable de ser yo, de ser libre, de ser mujer pero vino para recordarme que justo me encuentro como un ave fénix, renaciendo de las cenizas porque a pesar de tantos años luz de distancia entre nuestras almas hoy soy capaz de sentir compasión y sé que justo ahí donde lo dejé ahí mismo sigue.  Cuánto bien me hice a mi misma partiendo de ese mundo y venir a fundar mi propio mundo, lejos de todo lo que daña la magia. Hoy vuelvo sí, con mi alas de hada, con mi magia. Cuando comprendí eso justo se puso el sol y así como el Principito me senté a observarlo, a sentirlo y fue cuando la magia se hizo presente y por fin escuché la voz de ella la que pasó como un suspiro en mi vida y las palabras fueron "Tú eres yo y todas las demás, tú fuerza es inconmensurable y tu magia proviene del cúmulo de sabiduría de tus ancestras, por ello; sigues volando y tu viaje aún durará, tu mal desaparecerá con tu propia magia". Mis ojos estaban inundados de llanto y me sentía en medio de un silencio ensordecedor. Me paré y seguí caminando  por cualquier rumbo, llegué a casa y de nuevo estoy aquí. 
Por fin, hoy tengo certeza de que ya llegó el final de lo inconcluso y me regocijo en ello.

jueves, 13 de septiembre de 2018

La felicidad del absurdo

Vengo aquí, como quien busca a su mejor amiga para platicar. Y en efecto, soy mi mejor amiga.
Hoy tengo un letargo impresionante, es químico lo sé porque a tanta humedad, mayor antihistamínico, por ello se ha de llamar así, porque va directo a lo anímico. Hoy ni triste ni alegre, simplemente me encuentro así, aletargada.
Masco un chicle de menta pero ni así logro concebir entusiasmo alguno.
Recién escribí mi columna semanal, nunca he contado aquí que hace más de un año ya escribo una columna semanalmente en un medio como este pero más público y con hartos autores, no me he hecho famosa jaja. Ha sido de lo bueno que me dejó FB de quien hace tanto no sé pero sé que vive porque es muy inquieto en el mundo real y virtual.
¿Les he contado que Merlina cada día es más anciana? dicen que es lógico pero yo no le veo la lógica yo tan sólo le veo los inconvenientes entre ellos, el que de día duerme y de noche deambula y ladra entonces me genera un espanto de sueño que ni con los remedios de la abuela se me curan. E insisto que es ilógica su vejez pues seres así jamás habrían de perecer.
Me despintaré las uñas azules, si, quiero volver a lo más oscuro, mis manos danzan mejor vestidas de elegancia y no de supuesta felicidad. Por cierto, ayer escuché el canto de la sirena del mar turquesa que habita en mi, sin embargo, me ha pedido no contar aún nada de nada así que shhhhhh.
¿No les hartan las redes sociales? he descubierto que mi tiempo invertido a ellas es directamente proporcional a mi nivel de depresión. ¡Por Zeus! soy la reina de la procrastinación ¿habían escuchado en los 80´s o 90´s o a principios de los "dosmiles" esa palabra?  juro que yo no, y ora es tan mencionada por aquí y por allá que hasta ganas me dan de escribir todo un ensayo al respecto pero pues "ahí luego"  no puedo ser tan incongruente.
Mis días se han vuelto tan rutinarios pese a la "libertad" que tengo y es que es levantarme, beber el té de jenjibre con no sé qué que me hace C. tender la cama, tomarme el licuado o mejor dicho la poción que me hace C. quesque pa mi bien pero sabe tan raro cuando bien le queda, aunque en realidad sabe re feo pero me lo bebo, después de autoconvencerme de que debo hacerlo (tardo como 20 min en lograrlo, espero ir haciendo un record), mi yo kantiano me mueve a abrir el pico y tragarlo. 
Ya que se va C. a su empleo yo me quedo a trabajar en lo de mis cursos que vendo y en hacerme muy tonta, como en este momento. Limpio mi casa obviamente porque soy obsesiva de los buenos olores y de que todo se encuentre en el sitio adecuado según mi lógica y estética y es entonces cuando pasa todo eso; cuando digo "ya es momento de hacer algo" como si todo lo anterior no fuese hacer algo. Vaya complejidad del paralelismo existencial que me cargo  ¿no? Así vivo mis días, sucumbiendo al hedonismo de apapacharme lo que venga, ya sea tristeza, letargo, felicidad, hambre, sueño, o simplemente mirar hacia un punto fijo con la imperiosa satisfacción de que nadie te pregunte ¿qué piensas? ¿qué haces?  No les parece que en verdad el absurdo es un verdadero lujo.  Ya son las dos de la tarde, ni me he bañado y sé que tendré que hacerlo en algún momento del día pues por la tarde iré a dar una sesión, si, trabajo en una empresa como asesor filosófico ( mi sueño hecho realidad) siempre pensé que al lograrlo sería feliz pero ahora descubro que la felicidad en verdad no son ni los sueños ni las metas, la felicidad es esto y ya. El absurdo me resulta la felicidad de hoy.  Ya luego les cuento de una peli que vi pero que volveré a ver porque la sigo degustando y no entiendo del todo, todo lo que vi. Aquí les dejo al gran Ólafur que hoy me acompaña, tan melancólico, nostálgico y lleno de vida paradójicamente, así, igualito a mi.









martes, 11 de septiembre de 2018

Depresión freelance



Aveces de estar en tanta soledad, hace que uno recurra a uno mismo, y sí, hoy recurro a mi misma como la compañía irrestricta que me ha tocado.
Llevo ya un año siendo freelance, jamás me imaginé de este modo. Siempre me vi con mis horarios impuestos, mis clases, mis actividades rutinarias e incluso decía "yo no podría ser freelancer" pero aquí estoy, ¿cómo? en realidad no tengo ni idea solamente un día desperté dándome cuenta de que odiaba en realidad lo que ya hacía. Las escuelas me acabaron y de paso me anularon toda esperanza en la educación, sentía que lo que yo hacía en las aulas tenía gran sentido en la vida pero no lo que hacía en la Institución y desgraciadamente, uno termina dependiendo del sistema ufff ese maldito sistema.
Llegué a pensar que si tenía un buen cargo podría generar esos cambios que a mi como profesora tanto pesaban pero mi sorpresa fue, que en realidad cada día era ir a calentar una silla a fingir que hacía algo por el bien del país, desafortunadamente, a los grandes puestos no les interesa mas que el ingreso económico de la empresa por ende, cada día me deprimía más y más y cada vez tenía menos para los antidepresivos (porque vaya que son caros) así fue como llegó la gran frustración y decepción pero de repente (como decía) un día desperté y tenía 40 años de edad y entonces adopté el lema "Ya no estoy para pendejadas" y entre estas pendejadas se encontraba el tener que soportar un día más en un sitio donde no se valoraba lo significativo de mi trabajo ni se remuneraba de manera justa ¿sabían que a los profesores por hora en las escuelas particulares realmente nos pagan re mal? son raras las escuelas que te pagan más de 300 pesos la hora pero acá en el pueblo donde vivo ni hablar, no llega ni a 200 por hora pero eso sí, te exigen como si te la pagaran a 3000 mil pesos porque en realidad lo único que te pagan es la hora clase pero no las horas de preparación, las horas de calificar, las horas de juntas y hacer planeaciones en realidad terminas dedicando a cada hora clase un aproximado de dos horas más si, por hora clase. Y cuando fui directora, ni hablar, el sueldo no era malo pero el trabajo resultaba aburrido a excepción de los ratos que había que escuchar a lxs alumnxs.
Así fue como llegué al freelance pues busqué incorporarme a las filas de los servidores públicos, estuve dentro del medio por unos meses, en definitiva Platón me dejaría de hablar si le dijera que eso de la política no es para los filósofos, no, no lo es por lo menos, la política de mi país.
Posteriormente, trabajé en una consultoría política digital ¡wow! sí, existe eso gracias a las redes sociales y a los de mi generación nos suena como muy cósmico el asunto pero mas vale que nos adaptemos y capacitemos porque lo de hoy ya es ese mundo. Y bueno, me tocó ser la más anciana del sitio y descubrí que en verdad si hay un abismo generacional entre los de 40`s y los 30's años no parece mucho en tiempo pero en verdad si lo es en los modos de comprensión del mundo. Fue una experiencia maravillosa, para mi resultó un gran reto no sólo la poca convivencia que tuve con todxs elloxs presencial y la mucha que tuve a nivel red social, fue otro modo de generar vínculo sin embargo, estar revisando constantemente textos para redes sociales me parecía surrealista y a la vez encantador. Me gustó bastante pero no me imaginé que terminaría así me llegó la depresión freelance.
Hoy me dedico a algo bien diferente y no, hoy soy ya oficialmente dictaminado por la Secretaria del Trabajo  capacitador externo así que ahora vendo cursos sobre filosofía ( aunque nadie se percata que es filosofía) a empresas. Pero ahora, este es el dilema ¿cómo me vendo? yo no fui buena nunca ni para vender los boletos de rifas escolares, terminaba pagando todos los boletos mi padre. Y sí queridos lectores ( si es que los hay) no sé cómo venderme realmente y me siento tan triste, tan apática, tan sin ganas que con todo y mis aceites esenciales mágicos no me viene el entusiasmo. 
Le he preguntado a amigos de mi edad freelancers ¿cómo le hacen para venderse? ¿cómo le hacen para no deprimirse? y vaya respuestas: " está bien difícil", "así es esto pero ya pasará" "tú búscale" estas respuestas no vienen ni de consuelo ni de pistas, en fin, he decidido pintarme las uñas azul turquesa, abrazar a Merlina, escuchar buena música y leer algo de Oscar Wilde, él tiene la magia de ponerme de buenas. Mientras, espero la depresión freelance se me vaya pronto.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Renacimiento del Hada




Muchos meses y años han pasado ya de este blog, tantas historias aquí contadas que en ocasiones pienso que debo dejar morir ya este espacio de Hada Cosquillas. Sin embargo, mi alter ego no me permite porque borrarlo es borrar gran parte de mi, de mis letras.
No son letras eruditas ni sabias ni mucho menos doctas pero son mis letras, mis cuentos, mis historias pero principalmente, mis experiencias.
Recuerdo que inicié este blog tratando de hacer lo que me gusta; escribir, pero con el tiempo se fue convirtiendo en una especie de diario en donde olvidé por completo el aspecto de lo público. En ocasiones me ponían en mi papel de pseudo crítica y escribía sobre las cosas que veía yo en el mundo y me ponía a decir cuanta cosa me venía a la víscera, luego, me ponía a escribir de mi propia existencia, he contado tanta cosa que hoy dudaría en compartir.
En una ocasión alguien me dijo que tener un blog era una cuestión de ego, y que sólo aquél con egos enormes escribiría de sí mismo en un blog. Tontamente hice caso de este comentario y fui abandonando este bello espacio ( al que le falta una renovada) me juzgué a mi misma duramente por tener este blog pero ahora, después de lo que muchos publican en FB me parece que he sido la persona más discreta conmigo misma jaja.
Es hermoso venir de nuevo, contar a quien quiera leerme todo lo que me venga en mente pues Hada Cosquillas ya es una mujer más madura, con canas hermosas y con una visión de la vida totalmente diferente a ya hace 10 años, sí, 10 años de vida tiene este blog me parece, y fue un gran acompañante de tantas y tantas cosas. Hoy a unos cuantos días de sus cumpleaños número 43 Hada Cosquillas decide renacer.
Bienvenidas sus letras a este su mundo y bienvenidos todxs los que quieran de nuevo reconocerla o incluso conocerla.