sábado, 25 de octubre de 2014

Y yo... melancolía


A veces me recuerdo de mi misma y me acuerdo de que lamentablemente debo estar triste para crear algo. En la semana estuve estudiando el tema de los temperamentos en un curso sobre pedagogía waldorf pues en mi trabajo es la pedagogía que se busca seguir pero como en todo, ya en la praxis vemos atisbos y no hechos. 
Melancólico es el mío ¿será? no me imagino de otro modo. El mundo hoy se encuentra mal, mi país particularmente esta en una crisis que de plano no puedo hablar de ello porque me rebasa la impotencia y la rabia contenida ante tanta barbarie. El ser humano de plano no comprende que no es el centro del universo. 
Ultimamente he pasado más horas a solas que en compañía de alguien y para ser franca creo que ha sido lo más adecuado porque así, sola, es como se está realmente en la vida. Hoy la recordé a Ella y es que sin duda, es el único ser que podría hacerme compañía en estos tiempos de mi propia penuria. Es la única que si podría llegar a reconfortarme pues he dejado de creer en la gente. Hoy me duelo y mucho, lo confieso, pues es tan triste lo que observo que no sé cómo diablos parar el llanto que me sale sin conciencia alguna. 
He creído en las personas obvio en las que he dejado que estén cerca de mi sin embargo, una vez más me queda claro que lo peor que puede hacer uno es creer que ese Otro percibe igual que yo a la vida. No puede uno esperar nada de nadie y aunque suena a cliché de literatura de supermercado la verdad es que así es, no debo esperar nada del Otro pues aún sin afán de herir hiere.
Las palabras son eso, palabras ahora por primera vez comprendo la vacuidad que pueden contener las palabras de alguien. Si, yo; quien siempre le ha dado preponderancia al lenguaje por encima de todo, al lenguaje como la casa del ser (al fin Heideggeriana) sin embargo, hoy veo que hay seres sin hogar pues sus palabras no pasan de ser ruidos fonéticos, signos a codificar y ya. 
Si, ahora me recuerdo a mí misma, pues recuerdo esos tiempos en los que me era mejor estar sola. Hoy es mejor estar así porque la soledad es sinónimo de paz. Me despido porque no tengo nada que decirle al mundo, nada que ofrecer...

miércoles, 1 de octubre de 2014

El intento se hizo...

Cada año le escribo como una especie de rito, este año me propuse no hacerlo, como para dejar fluir el recuerdo y se perdiera entre las letras impronunciables y así, quizá sanar.
No pude, la herida es tan profunda pero es más profundo el recuerdo inalienable de su sonrisa y de sus palabras que siempre mentaban el gusto por mis letras. Es por ello que pese a mis intentos absurdos de no escribirle renuncio.
Hoy hago llegar estas letras al más allá que quizá termina siendo un más acá. Hoy deletreo muy cariñosamente el amor que le tengo y la admiración infinita por todo lo que hizo en la tierra. Me gusta pensar que anda por doquier tan sólo examinando y saciando su curiosidad que hizo a bien heredarme. El mundo es bello gracias a su vientre del cual yo provine. Vaya mundo este que habito por este momento, y es que en mi mundo todo es más amable, menos confuso y por obvias razones más accesible en su habitar. Detesto que la gente me confunda y me hagan pensar cosas que terminan siendo falaces. Ella, de quien les hablo, siempre me dijo " No dejes que envenenen tu alma pues de lo contrario resurgirá de ti un ser que no eres" y bueno, he aquí la tragedia de mi existencia, esta lucha agotadora entre mi esencia y el mundo.
Es por ello que hoy homenajeo a Ella quien me ayudo a llegar a la tierra y me hizo renacer como la conciencia que soy o como diría el buen Leibiniz como esa "mónada" que me ha tocado ser.