A veces me recuerdo de mi misma y me acuerdo de que lamentablemente debo estar triste para crear algo. En la semana estuve estudiando el tema de los temperamentos en un curso sobre pedagogía waldorf pues en mi trabajo es la pedagogía que se busca seguir pero como en todo, ya en la praxis vemos atisbos y no hechos.
Melancólico es el mío ¿será? no me imagino de otro modo. El mundo hoy se encuentra mal, mi país particularmente esta en una crisis que de plano no puedo hablar de ello porque me rebasa la impotencia y la rabia contenida ante tanta barbarie. El ser humano de plano no comprende que no es el centro del universo.
Ultimamente he pasado más horas a solas que en compañía de alguien y para ser franca creo que ha sido lo más adecuado porque así, sola, es como se está realmente en la vida. Hoy la recordé a Ella y es que sin duda, es el único ser que podría hacerme compañía en estos tiempos de mi propia penuria. Es la única que si podría llegar a reconfortarme pues he dejado de creer en la gente. Hoy me duelo y mucho, lo confieso, pues es tan triste lo que observo que no sé cómo diablos parar el llanto que me sale sin conciencia alguna.
He creído en las personas obvio en las que he dejado que estén cerca de mi sin embargo, una vez más me queda claro que lo peor que puede hacer uno es creer que ese Otro percibe igual que yo a la vida. No puede uno esperar nada de nadie y aunque suena a cliché de literatura de supermercado la verdad es que así es, no debo esperar nada del Otro pues aún sin afán de herir hiere.
Las palabras son eso, palabras ahora por primera vez comprendo la vacuidad que pueden contener las palabras de alguien. Si, yo; quien siempre le ha dado preponderancia al lenguaje por encima de todo, al lenguaje como la casa del ser (al fin Heideggeriana) sin embargo, hoy veo que hay seres sin hogar pues sus palabras no pasan de ser ruidos fonéticos, signos a codificar y ya.
Si, ahora me recuerdo a mí misma, pues recuerdo esos tiempos en los que me era mejor estar sola. Hoy es mejor estar así porque la soledad es sinónimo de paz. Me despido porque no tengo nada que decirle al mundo, nada que ofrecer...
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