El oído es cosa delicada, resulta que en un tratado que data del 1800 a.c se descubrió los grandes ´peligros que un oído puede correr. Si bien es cierto, todo entra por el oído, no sólo el sonido sino el movimiento y las formas del mundo que nos rodea. Gustave Guillaume lo decía de modo muy claro " Lo que le apetece al oído le apetece a la mente". Y bien, el oído pasa por cada extremidad y cada órgano del cuerpo humano a tal grado que se puede convertir en el tirano más malévolo de todos los tiempos. Dios se queda en nulidad al lado del poder del oído sobre el ser humano. El oído es la puerta de entrada para todo, para las emociones, para los pensamientos e incluso y lo más preocupante; para las enfermedades tanto físicas como mentales. Sin embargo, hay enfermedades saludables, si, por muy contradictorio que nos parezca, pues al tener una enfermedad, el cuerpo avisa que hay algo que no funciona bien y por tanto hay que ponerle atención. Pascal no erró al escribir un texto sublime cuyo título es: Oración para pedirle a Dios el buen uso de las enfermedades. Pues si, hay un buen uso de las enfermedades por muy imposible que parezca.
Pero el oído, si, el oído es justo esa puerta que nos pone ante la derrota del mundo, pues el ser humano es como una especie de ciudadela y los sentidos son las puertas por donde entra todo y es justo el oído la puerta más desprotegida de ahí las grandes derrotas humanas.
Todo lo que nos acude al oído es pasado por el filtro tan exquisito de su propia anatomía por ello es necesario saber prestar oído, no es útil para la salud andar escuchando por doquier como tampoco divagar en los pensamientos que no son sordos pues pueden ocasionar una grave enfermedad mental. Los teóricos de la anatomía auditiva, han postulado que lejos de prestar oído, hay que limitar su uso a sólo lo más digno de ser escuchado y que al andar divagando por la vida, debemos tener cautela. Hablan de un postulado cosmético el cual consiste en que pongamos cautela en no prejuzgar las sensaciones que no conocemos sin embargo, estas versiones son muy inexactas aún.
Lo que más importa de todo este tratado es que debemos cuidar la escucha, el oído y todo lo que concierne a él pues de lo contrario, terminaremos como casi todo el mundo, aniquilando lo que amamos. Pues la falla del oído en la humanidad, los ha llevado a profesar una extraña religión; la de matar todo lo que se ama.
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