Hoy quiero decir lo siguiente:
Estoy cansada de no pertenecer. Es muy doloroso. estoy vertida en una hecatombe de dolor, Una vez más parto, me voy. En esta ocasión duele diferente, duele demasiado pues no es por voluntad absoluta sino por un deber. Un deber tener valor para decidir.
La vida no se cansa de ponerme a prueba, no se agota de decirme que quiere más de mi. Y a mis casi 38 años me siento agotada. Agotada de perder, no soporto las pérdidas y ya no sé como demonios hacerle para ya no perder más, para ya no perder a nadie más. Una vez más me derrumbo y debo una vez más a empezar a reconstruirme sola ¿pero cómo hacerlo cuando el mundo me asfixia? ya no tengo lágrimas, sólo sale de mi un llanto silencioso que no es capaz de decir adiós. Me siento condenada al eterno retorno, al círculo inacabable, al destino que no comprendo. Hoy me siento adolorida del alma. Y nada ni nadie podrá consolarme.
Hay dos mujeres en mi vida que son las únicas que en verdad me han comprendido. Una es mi madre quien ya murió y la otra es mi abuela materna quien esta muerta en vida pues fue tanto su dolor por perder a mi madre que decidió borrar su memoria al grado que no sabe ni quién soy.
Hay dos seres a los que amo con toda mi alma, a C. y a A. a C. tengo que decirle adiós porque de lo contrario seremos grises y jamás brillaremos. Y a A no tengo idea de cómo ayudarle ante su realidad. Me duelo de modo infinito.
La soledad es mi único consuelo pues sólo así puedo pensar y sacar todo lo que llevo dentro que me ahoga y me ocasiona, asma, alergia y una serie de males con los que ya no quiero lidiar.
Me voy una vez más, tengo destino por lo pronto pero no claridad. Quisiera irme muy lejos pero mi situación no me lo permite pero sé que pronto lo haré. Por lo pronto, me refugio aquí, en mi mundo.
Me duelo de tal modo que ya no puedo expresar más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario