Ya es sabido que la Universidad en general es no sólo un concepto en crisis sino también una Institución en declive. Lo que es angustiante es que no es cosa que nos haya arrebatado por sorpresa sino es un fenómeno que se ha venido dando y señalando desde hace años. Nietzsche lo menciona claramente en su bello texto "El porvenir de las universidades" su crítica como bien saben quienes lo han leído, se aboca a una crítica sobre la crisis de la cultural.
Al leer las noticias de mi país encuentro claramente un ejemplo del paroxismo en el que nos encontramos, cuando yo sin ser ni estudiante ni parte de la máxima casa de estudios de mi País y de la ciudad que actualmente habito; me encuentro con que llevan tiempo "Okupando" (detesto este tipo de expresiones mal escritas) uno de los más emblemáticos sitios de cultura y no sólo ello sino de la praxis crítica y propositiva; primeramente para una comunidad universitaria ergo la sociedad en general. Una vez más, nos encontramos con una crisis en la que se ve permeada la política por encima de la educación. "La educación es educarse" no lo digo yo, lo dijo Gadamer. Y por ende, la formación es formarse. ¿Cómo educar en medio de una hacatombe a favor de intereses personales, de prioridades erróneas? ¿Cómo formar desde una realidad en la que la deformación humana es lo que prevalece? supongo que todos los académicos de esa gran Institución están alarmados y en crisis vocacional yo no podría estar de otro modo, puesto que ante una realidad que rebasa los límites del respeto por la educación misma y todo lo que implica, el arrebato no sólo de la palabra se hace presente, pues no hay que olvidar que se aprende a través del habla y por lo visto los actos no están tomando en cuenta la importancia del habla como esa morada del ser, como eso que nos construye, como eso que denota nuestra educación como seres de sociedad. No, se actúa en función de la barabárie, de la más pulcra ignorancia no tan sólo de la historia de aquello que ha acontecido sino de esa ignorancia del presente, del instante. Las universidades están en un gran paroxismo de ignorancia, no hay cabida al juicio propio. Se ha venido hablando mucho en el ámbito de la educación de una crisis de valores y de nuevo digo si creen eso pues lean "La transvaloración de Nietzsche" y deje de quejarse, la verdadera crisis es la de modales, no hay modales, tomar un espacio como el auditorio Che Guevara o Justo Sierra como quiera llamarle, no es mas que la denotación de que la Universidad como tal ha perdido su sentido originario, su más auténtica razón de ser. Ese "estiramiento" de darlo no darlo "negociar" cuando no hay cabida ante un acto de esa índole, no cabe hablar de negociación cuando el acontecimiento en si mismo es violento. No se trata de convencer a nadie, se trata de hacer justicia y en ocasiones la justicia debe ser tajante. Hoy tan sólo veo la reiteración del declive humano, del sin sentido que ha tomado curso en la existencia pues si vemos más allá del acontencimiento nos daremos cuenta que el problema real no es la llamada "okupación" sino lo que originó no la misma sino la permisión de la misma. Los problemas sociales que aquejan hoy día terminan siendo espectáculos de la pobreza humana y la falta de carácter para ser y hacer. Ya no perderé más mi tiempo haciendo una reflexión acerca de lo que ya todos hablan porque hablar de lo mismo que todos hablan es como dice Heidegger, incurrir en la habladuría y por ende deja de tener fuerza. Hay que hablar de aquello que nadie se atreve, hay que develar al ser.
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