El día de ayer, hubo una gran marcha como muestra del repudio ante el acoso a la mujer en México. Esto por un lado puede ser algo "aplaudible" pues las mujeres y hombres que están hartos de vivir en la barbárie se unen y gritan a clamor por actitudes y acciones que son inadmisibles. Yo también tengo una cuenta de twitter debo confesar que no me gusta pues no puede uno explicar la idea de lo que se plasma ( se supone que es el chiste) sin embargo, quedan incompletas las ideas cuando (como es mi caso) no se puede uno limitar el pensamiento a cierto número de caracteres. Yo ponía algo así como "Debemos definir el acoso" " Y el acoso no es cuestión de género" " Y no debemos sentir acoso así de fácil" pues ciertamente creo que hay un riesgo que se corre como se ha visto con todo concepto que se comienza a "manosear" y pierde por tanto, no sólo la connotación adecuada sino la importancia debida. A lo que voy es, que no cualquier falta de respeto, comentario machista y misógino es acoso y no se me malinterprete pues si de algo soy defensora es de la libertad de ser y siempre he pensado que lo adecuado sería que anduviésemos incluso desnudas por las calles y ser tan respetadas y valoradas como debemos ser. Yo repruebo y repudio esas acciones pues como mujer las padezco a diario sin embargo, cuando menciono que debemos ser cautos y definir el acoso es porque hay cabida a la banalización del mismo. Y no hablo a lo tonto hablo con base en mi propia visión de lo acontecido, hablo desde la historia misma que he leído y de la cual he sido parte y siempre que se levanta la voz ante algún acto reprobable pasa que en efecto, la gente se une, se mueven masas y aquí cuestiono ¿cambió algo? hace no mucho hubo movilizaciones para demandar la violencia yo no era habitante de esta ciudad sin embargo, era impresionante ver la cantidad de personas que salieron y demandaban su hartazgo ante la violencia. Con los 43 desaparecidos, la turba enardecida se levantó y ¿qué ha pasado? se torna (y lo digo desde la perspectiva de Braudrillard), en espectáculo. Lamentablemente eso pasa, nos dejan "levantar la voz" pero no nos dejan actuar y lo digo con conocimiento de causa pues si, soy mujer, una mujer que no sólo ha sido acosada, sino abusada ( y valdría la pena definir y diferenciar entre un concepto y otro) y como tal he tratado de hacer justicia, de demandar mi derecho a ser una mujer libre y con paz, he sido parte de grupos de mujeres que valoran y luchan porque las demás lo hagan y los logros que se obtienen son en el plano de lo individual, a nivel masivo no se ha podido mucho pues llegan aquellos que legitiman esto y lo convierten en un "asunto incómodo" y comienzan las amenazas, muchas terminan por dejar " la lucha" pues temen por su vida, yo misma he llegado a temer por la mía. Aplaudo que se hable, celebro la valentía de todas las mujeres que no se dejan amedrentar pero insisto en que debemos cuidar que la palabra "acoso" no se convierta en una legitimación de la misma como ha pasado con la palabra violencia, y por tanto, en el acto; el acoso termine por banalizarse como bien lo apunto Hanna Arendt ante la noción de mal.
Finalmente, y al leer las noticias de lo mencionado y es por sentencias como estas que yo entro en conflicto."Cuando algún hombre trataba de incorporarse al frente o fotoreporteros se acercaban, gritaban “fuera hombres, fuera hombres”. “Ustedes se sienten discriminados ahorita, pero nosotras todo el tiempo, para que vean lo que sentimos”, explicaba una joven" Cfr. Animal Político.Es contradictorio levantarse y demandar por igualdad, por derechos, por justicias y se incurre en este tipo de actitudes "revanchistas". Hasta que la sociedad comience a entender que no es una lucha de géneros sino un trabajo de comunidad, mientras no comprendamos que nos necesitamos los unos a los otros entonces; podremos decir que somos una especie civilizada y por tanto podremos conocer lo que es la justicia, la igualdad, el respeto. Sin respeto no podemos exigirlo y es aquí, donde vemos que se abre el camino hacia la banalización.
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