domingo, 16 de septiembre de 2012

De soledades a soledades



Hace tiempo que no venía en mi esa sensación de vacío existencial. Esa que hace que uno de repente se sienta tan vacío y absorto del mundo como si se fuese un mero espectador de la vida.  Si bien, creo que es un tipo de  sentimiento epocal (por decirlo de algún modo referido a la época) de mucho vacío y soledad. Pues sí, son varios los conocidos que tengo que no se sienten en paz, ya ni hablar de la felicidad. Seres que no encuentran plenitud en su vida de pareja, laboral, pero que tienen algo en su vida que parece que no saben que hace la enorme diferencia entre ellos y quienes no lo tenemos. Hijos.
Sí, yo no pude tenerlos y si creo que por muy mal que estuviese en mi vida de pareja o laboral,  un hijo hubiese hecho la gran diferencia entre el querer seguir y el ya no.
Cuando llegas a cierto punto de la vida en concreto 37 años, y ves que en realidad tu ausencia no afectaría a nadie como a mi me ha afectado la de mi madre o me afectaría la de mi padre, cierto es que da alivio pues tienes la certeza de que nadie sufrirá por ti como yo lo he hecho por mi madre pues los demás te llorarán pero seguirán y se acostumbrarán a tu ausencia pero hay ausencias a las cuales no te acostumbras y esas son las de los padres y los hijos.
No a todos nos toca vivir esos vínculos y no es justo ni injusto simplemente así es y ya. Pero si confieso que da un dolor en el alma inexplicable, un dolor que sólo aquél que lo comparte lo entiende. Y saber que a nadie le afectarás como ya dije da alivio; pero quizá saber que si le afectarías mucho a alguien con tu ausencia también ha de dar alivio.
Hay soledades que se sobrellevan, hay soledades que se tapan con el mínimo acompañamiento pero esta soledad nunca se calma y es que es una que de cierta manera te condena a sentirse y estar más solo.
Cierto es que quien tiene hijos te dicen que no puedes esperar algo de tus hijos y que luego son mal agradecidos y que en ocasiones los ha habido muy malos. Sin embargo aún así, creo que es un buen motivo para sufrir, sufrir por un hijo a no sufrir por nada es mejor creo yo.
Hay quienes me lean y me digan que digo sandeces por no saber lo que digo ya que envidian mi "libertad absoluta" pero yo les digo que hay días que cambiarías toda esa libertad por el hecho de tener qué pensar más en otro ser que en si mismo. No hay labor más noble que la de darse a un hijo pues es algo que seguro te hace un gran ser humano.
Somos muchos los que no logramos trascender de modo generacional y no me podrán decir que miento que hay días en los que no cruzas palabra con nadie, no ves a nadie y podrías estar bien ó mal y no importa. Son esos días, en los que quisieras tener a alguien en tu vida que te motive al juego o a la sonrisa. Las parejas van y vienen los hijos jamás dejarán de serlo y por ello cuando no sabes qué es eso, duele y de modo entrañable.

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