Para el sastre de sueños y misterios que
hoy comienza a ser inquilino de éste mundo.
He leído a Rilke pues la imagen que esta aquí, me recordó su primera Elegía.
"¿Quién, si yo gritara, me oiría desde las jerarquías
de los ángeles?,y aún en el caso de que uno me
cogiera
de repente me llevara junto a su corazón: yo
pereceria por su existir más potente.
Porque lo bello no es nada más que el
comienzo de lo terrible, justo lo que
nosotros todavía podemos soportar,
y lo admiramos tanto porque él, indiferente,
desdeña destruirnos. Todo ángel es terrible"
Toda oscuridad es claridad previa, la noche oculta a Dios, guarda y protege lo sagrado. El ser se devela al amanecer cuando todo es claro, diáfano y por tanto quizá comprensible. Nuestro ser es voluntad siendo ésta el fundamento de la historia, del arte. Vivir es una aventura, un riesgo que vale la pena tomar desde el nacimiento. Todo ángel es terrible, pero no todo lo terrible deviene en oscuridad. El problema en ocasiones es la conciencia que hace que escapemos de lo presente. Nos hace habitar en mundos futuros, en los porvenires que en ocasiones ni llegan. Es preciso entonces de repente ir "al otro lado" lo que para Rilke sería transformar nuestra manera de acceder al mundo. Vivir orientado, introducido a la intimidad de la naturaleza, arrojados al éxtasis del movimiento mismo de la existencia. Dejar de ser excluidos y habitar en el amor. El problema es que amar implica siempre amar a alguien como Platón en el Banquete. Tener a alguien ante sí, y en ocasiones por el descuido del impulso ciego de la pasión sin objeto, el amor lejos de acercarnos a la esencia de lo natural, nos aleja, y nos coloca en el estado de la incertidumbre y de nuevo debemos comenzar el viaje hacia la feliz realización. El gran Novalis dijo algo similar: "Soñamos viajar por el universo. ¿El universo no está entonces en nosotros? no conocemos las profundidades de nuestro espíritu. Hacia el interior conduce el camino misterioso. La eternidad está en nosotros con sus mundos pasado y futuro." De lo que se trata todo esto, es de aprender a surgir de la naturaleza, a la plenitud, a la superabundancia de la existencia terrestre. Arriesgarse más allá de la vida, superarse a sí mismo. ¿Cómo? a través del lenguaje pues ya lo dijo mi bien amado Martin Heidegger " Todo ser se da en el recinto del lenguaje".
Hablar, es esencialmente transformar lo visible en invisible, es entrar en la intimidad con el Ser, es rendir culto a Orfeo quien murió más que nosotros al confiar en la especie, murió en nosotros mismos.
Hölderlin poeta de poetas, nos dice "Y mientras el hombre calla en su tormento, un dios me dio el poder para poder decir cuánto sufro" La palabra es consagratoria, nos lleva al ámbito de la espiritualidad y nos hace existir. Poetizar es existir, consagrar el mundo para que advengan esos dioses y funden lo sagrado en nuestro mundo. Habitar el mundo poéticamente es habitarlo siendo uno mismo, en servidumbre al Ser que adviene a nuestro encuentro lingüístico y nos hace decir lo que el habla, habla.
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