Es curioso como puede uno despertar un día y en el sitio menos pensado y del modo menos concebido aparece. Si, ahí frente a uno se devela esa estrella que quizá resulte efímera pero que aún así emociona al alma. Hoy describo detalladamente como es que logra enaltecer mi espíritu de tal modo que le ha devuelto esa especie de esperanza en la humanidad. Pues si, como mi gran Shopenhauer yo también me he vuelto misántropo y es que cada día la humanidad me aleja más de si, cada día me siento más ajena al mundo pero el otro día apareció una estrella que iluminó mi día y me mostró que en otro rinconcito del mundo también hay alguien que percibe al mundo como yo y siente al mundo como yo. Y no con esto, quiero decir que yo poseo la verdad absoluta tan sólo quiero decir que mi soledad existencial se suspendió por unos instantes y los colores comenzaron a brillar de nuevo. Quisiera decir tantas cosas al respecto pero por este momento las palabras se amontonan, y es mejor no permitirles que se desboquen pues de lo contrario puede surgir un pensamiento sin sentido pero hoy están todas ellas muy emocionadas por tenerle. A veces es necesaria una estrella para iluminar las palabras y por fin apareció una que si bien como ya dije no hay certeza de que no sea efímera pero de cualquier modo agradezco su presencia en mi mundo.
La magia se encuentra en cualquier percepción humana, tan sólo, basta que dejemos al misterio actuar dentro de nosotros. Somos magia que habita en los tiempos hipermodernos el problema es que tememos a nuestros propios hechizos y nos da miedo descubrir la belleza de la vida por eso no vivimos sólo nos consumimos.
martes, 28 de abril de 2015
Y de pronto brilló...
Es curioso como puede uno despertar un día y en el sitio menos pensado y del modo menos concebido aparece. Si, ahí frente a uno se devela esa estrella que quizá resulte efímera pero que aún así emociona al alma. Hoy describo detalladamente como es que logra enaltecer mi espíritu de tal modo que le ha devuelto esa especie de esperanza en la humanidad. Pues si, como mi gran Shopenhauer yo también me he vuelto misántropo y es que cada día la humanidad me aleja más de si, cada día me siento más ajena al mundo pero el otro día apareció una estrella que iluminó mi día y me mostró que en otro rinconcito del mundo también hay alguien que percibe al mundo como yo y siente al mundo como yo. Y no con esto, quiero decir que yo poseo la verdad absoluta tan sólo quiero decir que mi soledad existencial se suspendió por unos instantes y los colores comenzaron a brillar de nuevo. Quisiera decir tantas cosas al respecto pero por este momento las palabras se amontonan, y es mejor no permitirles que se desboquen pues de lo contrario puede surgir un pensamiento sin sentido pero hoy están todas ellas muy emocionadas por tenerle. A veces es necesaria una estrella para iluminar las palabras y por fin apareció una que si bien como ya dije no hay certeza de que no sea efímera pero de cualquier modo agradezco su presencia en mi mundo.
viernes, 10 de abril de 2015
La muerte del arte es la muerte de dios.
.
He estado leyendo las noticias de todo el mundo, si, son por demás angustiantes un "je sui" por acá, otro "je sui" por allá. Sin embargo considero, no se trata de SER lo que no somos, se trata de Ser lo que en verdad somos pero que no sabemos cómo. Conversaba con un amigo sobre lo mal que nos han educado y es que nos han enseñado las categorías y los conceptos de un modo que no son. Nos dicen "esto es el bien, esto es el amor, esto es la justicia". Siempre insisto en que debemos volver a los clásicos y si es preciso, a los Griegos ( los de antes) y es que ellos si comprendieron la esencia de las cosas. Ahora entiendo a Husserl y su preocupación por hacer una fenomenología y creo -desde mi muy pobre estar en el mundo- quizá es lo que él notó y por ello intentó un método en el que pudiésemos acceder a las cosas en si, cero prejuicio, cero precomprensión de las cosas. Y es que quizá es así como podríamos desprogramar nuestras mentes y volver a empezar a conocer el mundo.
Es indispensable des-educarse para poder lograr vivir bien. Hoy a leer la noticia de cómo han ido acabando con los monumentos en Irán me dolí y ciertamente no es la primera vez que acontece, cada guerra termina con miles de monumentos, sin embargo, acabar con los monumentos es a mi parecer de lo más funesto. Un monumento como aquellos que están destruyendo es la representación del odio que ya siente la humanidad por si misma, de la pobreza de espíritu que existe pues destruir al arte es destruir el alma humana, es destruir aquello que en verdad contiene la esencia del ser. Un mundo sin arte sería un mundo desquiciado y sin sentido. El arte dota de verdad a la humanidad y terminar con ello, con la verdad; es terminar con todo. ¿Qué nos queda sin el arte? ya lo decía Heidegger, nos queda la penuria, nos quedan estos tiempos indigentes en los que lo único que puede salvarnos es el arte y lo estamos destruyendo, estamos acabando con el alma de la humanidad. Los dioses han huido y la noche del mundo acaece y se instala la penuria. ¿Qué hacer? es simple, debemos hacer poesía. Sólo el poeta es capaz de prestar
atención al rastro de los dioses huidos. El poeta es el único capaz de invocar lo sagrado en esta época de la noche del mundo. Nietzsche lo dijo "Dios ha muerto" y la sociedad occidental lo ha interpretado como un ateo sin remedio, como hijo de satán casi casi cuando en realidad, Nietzsche tuvo toda la razón Dios ha muerto y lo dijo desde su más auténtico ser religioso si después de haber pronunciado tal sentencia debió firmar "Nietzsche el gran místico".

Necesitamos aprender a guardar silencio y dejar de hacer tanto escándalo, debemos aprender a escuchar la poesía del mundo pues hoy día ni los mortales son capaces de conocer su propia mortalidad ni siquiera están capacitados para ello pues viven temiendo la muerte sin ni siquiera saber cómo vivir y es porque no son dueños de su propia esencia y es como la muerte se refugia en lo enigmático, el misterio de su sufrimiento permanece velado y todo porque no se ha aprendido el amor . Recuerdo unos versos de mi amado Rilke:
No se reconocen los sufrimientos,
no se aprende el amor,
y eso que en la muerte nos aleja,
no se devela.
Sólo el canto sobre la tierra
consagra y celebra.
Y en homenaje al gran Nietzsche algo de su mejor amigo y su gran enemigo. Y muy amado por mi además muy venido al tema. El ocaso de los dioses de Wagner.
martes, 7 de abril de 2015
El
mundo le pertenecía tanto como las almas que estaban deambulando por sus
territorios. Y es que él solía pasear por altas horas del día ya que en las
tempranas horas, no había nada que le fuese realmente de importancia.
Muchos de los que amamos la oscuridad sabemos que es justo en las noches cuando
lo más grandioso de la existencia se muestra y nos cubre con su propia
sabiduría haciendo de nosotros seres sabios. Salió a caminar como todos
los días por las calles solitarias, calles infestadas de silencio y de pronto se
topó con ella; una mujer quizá a primera vista, pero tenía unas alas negras con
las cuales le era fácil abrazar a quien se le pusiera frente. Así las cosas, se
acercó a él y le abrazo justo con las alas. En ese momento no le era posible
respirar, sentía la sangre recorrer por todo el cuerpo, ir y venir del líquido
vital, sentía un calor tremendo y sabía que su voluntad era nula pues le
pertenecía a la mujer alada. Su mente se nubló tan sólo veía su entorno como un
film a través de la pantalla de su propia mirada. ¿En qué estaré soñando? -Se
preguntó- pero nadie le dio respuesta pues lo suyo era tan sólo un soliloquio.
Ahí recordó que él pertenecía a un castillo si, al castillo de Otranto un
castillo en el que se sabía se celebraban ritos satánicos y que precisamente
por ello se les había condenado. Un castillo en el que las gárgolas disfrutaban
deambular y ser parte del espectáculo de la noche. En ese instante vio como se
le develaba ante si, su propio ser. Si; así como si de repente un pez viese el
agua en la que nada. Él, observó su alma, la cual se postraba frente suyo, poseía
una capa color verde que al moverse se tornaba de tonalidades doradas, color
que no le decía nada puesto que lo suyo eran los grises. Es justo este el
momento en que se perdió de la línea de lo real y lo onírico siendo esto último más fascinante, pero también perturbador. Siguió andando hasta toparse con lo
más extremecedor, la tumba de aquel que en su momento le dio la vida. Se puso
frente a ella y lo único que descubrió fue un sitio vacío. Él había pensado
que siempre había habido millones de cosas honrando la memoria de aquél que le
dio la vida pero se dio cuenta de que tan sólo había olvido y polvo pues es que
en realidad es justo eso la muerte cuando es parte de la existencia.
En
fin... cuando quizá dar marcha atrás le fue imposible debido a que su camino sólo llevaba hacia un destino, el cual era el de su propia muerte, fue como comenzó a comunicarse solamente con las
gárgolas y los ángeles caídos del sitio. Pues es justo el destino de aquel que
no sabe superar sus debilidades y que se entrega a la soberbia de la
conciencia. A partir de ahora, mas vale
recordar la vida de este pobre príncipe de la oscuridad, cada trago de sangre
debe honrar el olvido de la soberbia de éste que siempre se creyó inmortal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)