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miércoles, 5 de mayo de 2010

La enfermedad saludable


Cuatro días tuve de descanso. Es lo maravilloso de trabajar en una institución educativa porque se cuenta con lo días feriados y los que no lo son, los clásicos "puentes". En fin, el hecho es que estuve esperando dichos días para ponerme al corriente de mis labores docentes y es que con más de cien alumnos la verdad es que los "días de descanso" terminan siendo días de entrega "voluntaria" y vocacional del tiempo personal. En fin, tanto blablabla sólo para quedarme en el encierro absoluto con un virus extraordinariamente resistente a los antibióticos probados. Todos mis planes de bajar el estrés haciendo los pendientes quedaron nulos al tener sólo fuerzas para medio respirar y juro que no soy exagerada. Dolores, fiebres, congestión, tos, no son más que los habitantes de mis días de no laborar.
En fin... creo, necesitaba tal catarsis.
Por otro lado, mis planes de escribir siguen, no sé exactamente por dónde comenzar, ni hacia qué sitio ubicarlo y es que hasta en ello tengo pendientes. Debo terminar un texto sobre Althusser que he dejado en la lista de pendientes, de ahí debo irme a Zizek y su concepto de ideología y bien yo muero de ganas por escribir algo que tenga que ver con erotismo, muerte y cuento infantil todo parece tan disparado y sin embargo algo de unión hay en todo esto. El texto es como ir entretejiendo, hacer un tejido de palabras que se conectan unas con otras tan sólo para transmitir una idea.
De pronto surgió la idea de escribir sobre enfermedades pero no como la que me cargo sino de esas que son saludables, contradicción aparente pero sé que existen. Una enfermedad saludable es aquella que te lleva a ser mejor "Te pico pero es por tu bien" Pascal escribió algo al respecto "Oración para pedirle a Dios el buen uso de las enfermedades" texto sublime me parece.
Pero no es que no lo comprenda, me declaro ingrata pero no quiero ese tipo de regalitos.
El ser humano es como una especie de ciudadela en la que los sentidos hacen de puertas y entonces nos abrimos o cerramos según el caso o disposición. Pero todo esto ¿a qué viene? bien pues quizá el efecto post fiebre casi post enfermedad (al menos eso añoro) me hacen sentarme a divagar por los escombros de mi misma. Pasa que cuando uno enferma y aunque sea de modo bien utilizado, nada queda de la anterior yo que fui antes de...
Y es que siempre hay un "Antes" ese antes en el que estamos previos a toparnos con ese yo adversario que habita en nuestra propia entraña. Ese adversario que no podemos calmar a menos que lo hagamos callar de modo legal es decir, permitiendo que hable. Habló si, lo hizo y no de un modo muy quedo sino que parlo hasta el cansancio haciendo de mis oídos el punto más débil de mi ser. Grito y sólo dijo cosas para mi. En una especie de rito artístico se convirtió en una cosmética de mi propia enemistad. Me sentí obnubilada.
Comprendí que la enfermedad no tiene nada de obsceno si la dejamos seguir su propio curso. Me acepte por fin como alguien cuerdo pues un loco, es un ser cuyo comportamiento resulta inexplicable y el mío, en cambio, puedo explicarlo. No necesito de ningún defensor y es que desde los inicios siempre se ha buscado la justificación de los acontecimeintos.
En el génesis por ejemplo; cuando Dios pregunta a Adán sobre el asunto de la fruta prohibida, él, de modo cobarde describe el comportamiento de su mujer: "Yo dije... ella dijo" vaya cosa, yo no quiero un Adán, ya no, conmigo tengo suficiente, con mi propia acusación basta. Pobre Eva...
En fin, me declaro cuerda el día de hoy aunque algunos piensen que a la gente que piensa habría que encerrarla. Todos "esos" deberían de comprender que la auténtica moral se burla de la moral y ningún pretexto intelectual funciona ante dicha verdad.
Vaya manía de calificar de locos a todos aquellos que no se comprenden, me da pereza mental. Recuerden que no hay que prejuzgar las sensaciones que no conocemos, mejor hay que tratar de sentirlas y si no las siente, entonces declárese enfermo sin beneficio, pues el espíritu ha muerto.