Últimamente me ha dado por ser sólo observadora del entorno. Caminando de repente me llamaron la atención ellos dos. Ambos se laman E. Si, tal parece que esa letra es la que describe el indicio de sus nombres; y es que de repente me da por ser demasiado nominalista y es que si algo he aprendido de Heidegger es que todo aquello que se nombra se le dota de existencia por tanto, cada nombre es el indicio de la existencia de cada ser. En fin, ellos, los dos E no me vieron y es que cuando dos seres se gustan es imposible que hagan consiente el entorno. Me quedé observándolos dado que resulté inexistente para ellos. Era notable que más que ser pareja eran dos cómplices y es que están de más las etiquetas cuando lo evidente se muestra por si mismo, se devela y ante tal develamiento, la etiqueta se torna obscena. Así pues, eran dos cómplices que se comunicaban con la mirada. E.Mujer, se nota desde lo lejos que es una mujer que desde muy joven inició su búsqueda, su estilo es entre gótico y elegante pese al hecho de tener el clima de aquí en contra para un estilo de ese tipo. Es una mujer elegante ya que emana su gusto e interés por lo estético. Una mujer sin duda auténtica. E. Hombre es mayor a ella por lo que se ve más experimentado y no tan preocupado por su estilo ya que él en si mismo ya es el estilo. Proyecta también su gusto por lo estético y aquello que puede ser categorizado como de "buen gusto". Ambos parecen ser muy selectivos. Iban caminando uno al lado del otro, sin rozarse siquiera, ambos con paso seguro y cómodos por sentirse uno del lado del otro sin embargo, muy cuidadosos de no tocarse como si pareciera que fuese imprudente hacerlo. Llegado el destino que se habían asignado, tomaron asiento. Ella lo miraba con atención y con admiración, Él, le correspondía la mirada con ternura y pasión. Comenzaron a hablar por un buen rato, no tengo idea de lo que conversaban pero seguro era algo de interés de ambos porque la comunicación fluía, ninguno se notaba incómodo ni dudoso, ambos sonreían, hablaban respetándose en su propio espacio para el habla y así transcurrió un rato hasta que ambos decidieron levantarse y caminar. De repente siguieron hacia una de las calles que dan directo a la playa, la caminata fue del mismo modo, uno del lado del otro pero sin tocarse, de repente al llegar a la playa, E, hombre; decidió "atreverse" a abrazarla y darle un beso en los labios, los cuales era evidente que añoraban ese beso. Comenzaron a besarse de un modo sumamente amoroso, con una pasión que no sólo contiene el deseo por el otro sino una pasión del goce por estar besando a ese otro precisamente. Él comenzó a acariciar su espalda de modo muy suave, ella se estremecía y lo observaba como el astrónomo observa una estrella nueva en el firmamento. Ella comenzó a recorrer la espalda de él con su mano derecha, la pasó hacia en frente y comenzó a acariciar su sexo. Él comenzó a recorrer con su mano derecha por debajo de la falda y de igual modo, llegó a la humedad de ella. Se tumbaron en la playa para recostarse y uno al lado del otro comenzaron a recorrer sus territorios pasionales, Él le desabotonó la blusa y se alcanzaba a ver la luz de la luna reflejada en sus senos, sin duda, un espectáculo maravilloso, comenzó a besarlos con un gran amor, Ella se concentró en recibir ese amor. Era hermoso verlos danzar bajo la luz de la luna en esa melodía de pasión. Ella desabotonó el pantalón de Él, dejando libre su deseo, no sólo ella tenía una gran humedad entre sus piernas sino que también Él estaba listo para su entrega. Él quitó las bragas de Ella con mucha delicadeza y de repente sólo vi como se unieron de un modo sublime en ese instante. Fue una danza maravillosa, Él entraba y salía del templo de Ella, de muchas maneras se entregaron, se donaron uno al otro, en cada beso se decían lo mucho que se importaban, no hicieron falta las palabras para desde a lo lejos comprender lo que pasaba realmente en esa inmediación pues no sólo fue un espectáculo sexual, fue una obra de arte compartida, un rito sagrado de entrega y donación. Fue un poema, un poema que culminó en un extraordinario orgasmo sincronizado. Ambos se elevaron hasta lo más profundo del ser y fue imposible no ver el hilo de plata que los unía aunque no estuviesen ya unidos físicamente, una luz brillaba entre los dos, se levantaron y con risa traviesa se colocaron sus vestimentas y tomaron camino de regreso a su destino. Yo, quien estuve todo el tiempo distante pero cercana, los seguí y la luz que emanaban me guiaba tras ellos sin embargo, ellos caminaban de igual modo; uno al lado del otro sin tocarse. Camine detrás de modo cauteloso y de repente se me perdieron y tome mi propio camino.
Fue sin duda un encuentro que ellos sin saberlo fue de tres, un hermoso encuentro en el que vi una auténtica expresión de amor, si bien, ellos no eran pareja pero si dos grandes cómplices que secretamente se profesan un amor especial. No sé si por miedo pero no se tocaban fuera del momento de entrega y es que pasa que algunos humanos por temor a ser lastimados prefieren creer en la idea de que es posible controlar el amor que sienten por el otro. Hoy día hay mucho miedo a enamorarse y yo lo comprendo perfecto pues es mucho más fácil estar solo y es mucho más "seguro" no enamorarse pero hay quienes por más que lo intentan ocultar, lo desbordan.
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