
Las cosas comienzan un rumbo bastante idóneo para mi salud mental. Me he desprendido por fin de todo eso que me ataba a un pasado que no me gustaba ya tenerlo presente. Estoy tan agusto renovada y por fin sin ningún sentimiento que me atore. Lamento haber sido ruda muy ruda con algunos pero era necesario para mi. No quería ya ningún tipo de vínculo. Nada de amistades banales ni detalles de recuerditos pasados. Ya no, ahora soy otra y sé que mejor. Ahora me tiene sin cuidado lo que piensen o digan porque quien me conoció ya no me conoce ahora. Soy la misma en esencia sin duda pero ya no me engancho ni pretendo ser lo que no soy.
Mis momentos dionisíacos vuelven, y valoro mucho lo que soy y tengo. Mi hermana cósmica me ha compartido de su mundo y ahora yo vuelo por estos rumbos en los que me siento feliz, llena de energía. En cualquier momento puedo ir a embriagarme de selva, basta caminar unos cuantos pasos y estoy ahí. Basta tomarse unos quince minutos para llegar al mar turquesa y sentir la paz que brinda esa sacralidad natural. Es maravilloso limpiarse del pasado, impurezas que no me dejaban caminar porque sus dependencias hacia mi persona me acababan, no me dejaban fluir. Hay ocasiones que las rupturas deben ser fuertes y dolorosas pero algún día lo comprenderán y si no pues no es mi asunto. Mi maestro así me lo dictó, me mostró mi camino y me dijo que había que cortar con esos vínculos innecesarios que sólo me restaban energía y desiquilibraban mi armonía universal. Ufff me siento liberada ya, sin duda. Desde ayer me renové, me fui en la tarde a mi propio mundo me encontré y me limpie de las malas vibras de gente que ya no es parte de mi mundo.
Gracias Pachamama por esta gran lección y por esta bienvenida cósmica a tu más cercano hogar.