Me encanta sentir...
He querido comenzar mi primer texto del año con esta frase debido a que es lo que me caracteriza como lo que soy. El dos mil nueve ha sido sin duda alguno un año de demasiado aprendizaje, más que cualquier otro -creo- y es que aunque he tenido años duros y difíciles éste que pasó lo veo como el final de este periodo de dificultad.
Ayer me llamó mi ex esposo, me dijo cosas lindas sobre lo que desea para mi; obvio dijo lo mismo que todos dicen: que tengas mucha paz, salud y felicidad. Sin embargo, la connotación que le doy a esas palabras, venidas de la boca y el corazón de alguien que no ha sido cualquier persona en mi vida, resultan gratas pero a la vez, me remontan hacia esos lados del alma que te hacen tener ciertos recuerdos que evocan la presencia inaudita del misterio, de lo incomprensible y es que hay veces que es mejor callar y sólo pensar.
Es interesante empezar un año con tanta conciencia encima y es que sin duda hoy ha sido todo muy distinto, no hice nada de lo que estaba acostumbrada hacer, no la pase con gente que conociera de años o tuviese un vínculo conmigo. Sólo estuve con gente que estoy aprendiendo a querer y que apenas y conozco. Interesante resulta desear de corazón lo mejor a quien tienes al lado, sólo por el simple hecho de que compartieron lo mismo en ese instante conmigo; soledad.
Pero una soledad muy especial, pues nada que ver con un sentimiento de orfandad sino todo lo contrario; un sentimiento de pertenencia absoluta al mundo. Esto es, que en estos momentos de mi vida me siento tan pertenecida a mi misma, tan autónoma en mis emociones y pensamientos que por ello inicio mi año pronunciando que me gusta sentir, es de aquí de donde voy aprendiendo a saberme y a sentirme a mi misma de tal modo que sé que puedo estar sola y no pasa nada, que no hay nada qué temer y que se siente bien.
Amo la vida no hay duda de ello, y que me amo a mi por darme la oportunidad de ser yo, de respetarme a mi misma mi propia libertad, de permitirme ser tan libre como para decidir qué hacer, con quién estar y qué sentir.
Amo sentir como sentí ayer en la madrugada al caminar por la playa, el mar iluminado de la luna y la arena con un brillo espectacular. Amo a la pachamama que me permite sentirla, intuirla y ser parte de ella. Amo a mi madre que sé que ha estado conmigo, amo a mi familia por respetar cada decisión tomada; amo a merlina quien está y me enseña a amar. Amo al mundo que a pesar de los sinsabores existentes tuvo ánimo de festejar el fin de un ciclo y el comienzo de otro.
En fin... amo estar aquí, dispuesta a seguir creciendo más y más.