viernes, 1 de enero de 2010

Mi primer día


Me encanta sentir...
He querido comenzar mi primer texto del año con esta frase debido a que es lo que me caracteriza como lo que soy. El dos mil nueve ha sido sin duda alguno un año de demasiado aprendizaje, más que cualquier otro -creo- y es que aunque he tenido años duros y difíciles éste que pasó lo veo como el final de este periodo de dificultad. 
Ayer me llamó mi ex esposo, me dijo cosas lindas sobre lo que desea para mi; obvio dijo lo mismo que todos dicen: que tengas mucha paz, salud y felicidad. Sin embargo, la connotación que le doy a esas palabras, venidas de la boca y el corazón de alguien que no ha sido cualquier persona en mi vida, resultan gratas pero a la vez, me remontan hacia esos lados del alma que te hacen tener ciertos recuerdos que evocan la presencia inaudita del misterio, de lo incomprensible y es que hay veces que es mejor callar y sólo pensar.
Es interesante empezar un año con tanta conciencia encima y es que sin duda hoy ha sido todo muy distinto, no hice nada de lo que estaba acostumbrada hacer, no la pase con gente que conociera de años o tuviese un vínculo conmigo. Sólo estuve con gente que estoy aprendiendo a querer y que apenas y conozco. Interesante resulta desear de corazón lo mejor a quien tienes al lado, sólo por el simple hecho de que compartieron lo mismo en ese instante conmigo; soledad.
Pero una soledad muy especial, pues nada que ver con un sentimiento de orfandad sino todo lo contrario; un sentimiento de pertenencia absoluta al mundo. Esto es, que en estos momentos de mi vida me siento tan pertenecida a mi misma, tan autónoma en mis emociones y pensamientos que por ello inicio mi año pronunciando que me gusta sentir, es de aquí de donde voy aprendiendo a saberme y a sentirme a mi misma de tal modo que sé que puedo estar sola y no pasa nada, que no hay nada qué temer y que se siente bien.
Amo la vida no hay duda de ello, y que me amo a mi por darme la oportunidad de ser yo, de respetarme a mi misma mi propia libertad, de permitirme ser tan libre como para decidir qué hacer, con quién estar y qué sentir.
Amo sentir como sentí ayer en la madrugada al caminar por la playa, el mar iluminado de la luna y la arena con un brillo espectacular. Amo a la pachamama que me permite sentirla, intuirla y ser parte de ella. Amo a mi madre que sé que ha estado conmigo, amo a mi familia por respetar cada decisión tomada; amo a merlina quien está y me enseña a amar. Amo al mundo que a pesar de los sinsabores existentes tuvo ánimo de festejar el fin de un ciclo y el comienzo de otro. 
En fin... amo estar aquí, dispuesta a seguir creciendo más y más.

2 comentarios:

Daniel González R. dijo...

Personalmente me encantaría concebir las cosas de esa manera como tu las logras sobreponer a los pesares.
Excelente tu ideología... Por mi lado soy más bien pesimista; solitario de tristeza, un "Dark", que más me da cuando a mi corta edad, estando en una supuesta vivencia de frescura, todo se me torna calamidad. Como el Poema del Fracaso de José Ángel Buesa:
"Mi corazón, un día, silenció su latido,
y en plena lozanía se sintió envejecer;
Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido
y morir recordando... Pero no pudo ser."
Grandioso poema, lo amo. Si no lo conoces sería bueno que lo leyeras.
De todas formas me inspiras fe, ya que estoy tan vacío. Suerte.

Emma Laura dijo...

Querido Daniel:

Me recuerdas a mi misma hace unos años, en realidad este tipo de pensamiento es muy nuevo en mi ser pues al igual que tú, solía ser más "dark" pero con los sinsabores de la vida, uno aprende a ver lo bello de la misma; primero para sobrevivir y posteriormente, porque te das cuenta que lo bello en verdad lo es.
La fe nunca debe irse de nuestra alma pues sin duda es lo único que en ocasiones nos queda. Un tiempo yo la perdí también y sin embargo casi casi me me desvanezco del mundo. Decidí recobrarla y entender que el amor real viene de uno mismo y que ese vacío que se siente (como el que mencionas) en realidad o existe pues sólo es ausencia de amor propio. En fin, tú sigue tu proceso como yo seguí el propio pero no te olvides de ir aprendiendo y creciendo de lo contrario, no tiene caso ser tan consciente.
Un abrazo.