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jueves, 6 de agosto de 2009

Estancias de mi misma

Silenciosa voy por la existencia de mis emociones. Una y otra vez recorro mis pensamientos tratando de sumirme en ellos y localizar las tentativas de mis ideas para plasmarlas de una en una con la cautela adecuada y no dejar escapar suspiros ni sin razones que no podrían venir a cuento.
A menudo y con mis años voy desviando mis recuerdos hacia la infancia, esa época infranqueable en el contenido de mi memoria... me estremezco y añoro.
Escucho Requiem, me apasiona y me hace temblar el alma desde muy adentro, sacando de mi las pasiones ocultas que normalmente me conducen al pecado.  El pecado de ser yo misma pase lo que pase, que me dispense el mundo pero no sé existir de otro modo pues de lo contrario, me apagaría. Mi alma envejecería de modo instantáneo y simplemente dejaría de existir. 
Mi vida se torna de colores verdosos, el verde ha entrado de improviso, me ha bañado con sus tonos y me ha ocultado dentro de su bendiciones pues ya lo decía el gran místico del medievo Meister Eckart "Sólo en lo no dicho de su lenguaje Dios es Dios".

miércoles, 5 de agosto de 2009

Sobre mi actualidad actualizable



No dejo de admirarme sobre los misterios de la vida. Me vi en sus ojos, de repente me reflejó lo que yo temía. Por momentos me sonrió y luego me poseyó.
La dinámica de mi vida es en definitiva totalmente nueva y todo lo que va aconteciendo también. es de momentos algo muy caótico pero creo que poco a poco el caos se irá acomodando como vaya teniendo que ser. De momentos extraño y mucho mi vida pasada pero sé que ya no debe ser así, que mi vida actual comienza y el proceso de adaptación llevará su tiempo. Todo es totalmente otro, nuevo clima, nueva gente, nueva ciudad, nuevos sitios. En fin, otra vida totalmente otra. 
Me agobia mucho todo pero a la vez me causa mucha emoción.  Me acuerdo de esos ojos, su mirada impresionada por el azul turquesa del mar.  La mano sobre la mía en el momento de andas debajo del mar observando ese universo. Recuerdo las pláticas infestadas de filosofía en cualquier rincón de esta ciudad. El helado saboreado, la comida degustada y esos sentimientos entregados sin desdén. 
Todo eso ha sido como un sueño, lo no devuelto porque se ha quedado en las profundidades de mi ser. Añoro esos momentos de lucidez emocional y de desahogo espiritual...