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lunes, 1 de marzo de 2010

Instante


Te descubro esta noche entre mis manos. Te sostengo y deseo que sientas todo lo que mi magia es capaz de hacer. Te hechizo con mis besos, mi lengua recorre toda tu geografía sintiendo los brotes de deseo que emanan de tu piel. Suavemente, camino con mis dedos por tus avenidas de placer, te descubro un sendero intocable y lo toco, te estremeces, te contraes por dentro y te dejas llevar por mis besos.
Me acerco a tu oído y sigilosamente susurro tu nombre acompañado de algún hechizo infranqueable, te sostengo un momento en el sublime instante para que toda tu sangre se vierta en un sólo espacio de tu cuerpo. Irrigación combinada de dolor y un tremendo placer que me bebo y sostengo para siempre.

jueves, 18 de febrero de 2010

Sensualidad solitaria


Las nubes se han movido poco a poco como queriendo no molestar a las aves. Me sonrojo de pensar en lo que me recuerda la voz del cielo, me susurra de tal modo que provoca en mi una humedad obscena.
Mis pasiones se despiertan pensando en la suavidad del algodón que me tapó después de hacer el amor aquel día que me fusioné con los dioses. Entre espasmos y suspiros entregué el alma tan sólo para darla y nunca más verla triste.
Falló, la tristeza sigue, sin embargo el recuerdo latente de los vaivenes dentro mío permanecen, los silencios acallados con suaves caricias de labios, las manos paseando por los horizontes de piel suave y deseosa de aliento a tinto tempranillo.
El cielo se torna azul obscuro, me cubro con violetas las heridas de la noche sola, una más que en lejanía comprendo la extrañeza del calor cotidiano que dejó de serlo.
Busco entre mis memorias corporales gemidos de placer con los cuales invoco el amor que se ha perdido en lo oscuro del cielo. Mi piel es tibia tirándole a fría, me cubro con las voces del silencio y me entrego a la pasión solitaria y al deseo húmedo en secreto; pues soy yo y los demás, no hay ningún Otro.

martes, 13 de octubre de 2009

Impregnándome de ti



Mi memoria corporal grita, se estremece, clama tu caricia infinita. Todo se torna un tono grisaceo- azul. El mar de emociones resurge de entre los recovecos impregnados de tu sudor, de tu pasión incontrolada, de tu entusiasmo ante mi desnudez. Humedezco, vuelo, voy y vengo por mis calles corporales una y otra vez. Te siento muy dentro de mi y me lleno de aire, lo saco y se repite la labor.
Temo por ti, por tu emoción, te miro y ambos nos hundimos en la mirada del mar negro de nuestros ojos. Te sostengo, te aprieto y te hago sentir lo que nadie nunca te causó. Te lleno tu memoria de sensaciones nuevas e inolvidables, de escenas de desenfreno, de pasiones ocultas. Te muestro ante ti mismo lo que eres, lo que sientes y lo que deseas.
Te poseo por momentos y te intuyo, te conozco. Eres mío en mi recuerdo, sólo ahí.