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miércoles, 7 de octubre de 2009

Justicia a Heidegger



Vaya prejuicios de la gente. Ayer recibí un mensaje a mi correo en el que me decían "Heidegger era Nazi y aún así lo admiras" ¡pum cata bum bum bum! confieso que tuve una sensación bastante extraña. Quizá a mi estado de susceptibilidad máxima o porque en verdad es justificable la sensación que es algo parecida a  indignación.
Ciertamente es una faceta compleja de ese gran pensador y muchos han debatido en torno a ello sin embargo a mi es algo que no me ha hecho pensar mucho dado que siempre he creído en que cada quien vive conforme a su tiempo y si, siempre hay una decisión que tomar y éstas nos determinan. Heidegger nunca quiso aclarar dicho juicio. 
Al leer el pensamiento de ese ser enigmático de La Selva Negra, yo he encontrado cierto sentido con el cual he encontrado el significado de muchos conceptos que apelan más hacia un pensamiento de autenticidad en el modo de ser en el mundo. Ser auténtico es ser uno mismo. ¿Es esto una postura Nazi? no lo creo. Considero que como alguien que se dice profesional de la filosofía, alguien que se dice hermeneuta, no puedo entonces hacer juicios tan severos de alguien que sea como sea ha trascendido las fronteras temporales, ha aportado extraordinarias ideas a la humanidad. ¿Es esto Nazi? no lo creo.
Si se es de una u otra postura política para mi es intrascendente mientras sea alguien que me aporta cosas lindas y positivas.
No sé en que se basan quienes lo juzgan, cuántos tratados han hecho o cuantos Ser y Tiempo han escrito como para tener la autoridad intelectual de juzgar a un gran intelectual. 
Ahhh no pensé que aún sintiera tanta empatía por Heidegger.

domingo, 28 de junio de 2009

El espiral

Tal parece que las cosas van tomando su rumbo. Sin duda, un rumbo muy distinto incluso al imaginado. Alguien ayer me dijo algo que como todo lo que me dicen sobre mi misma me deja pensando. Me dijeron: "Eres como un espiral" desafortunadamente la situación se torno distinta en un segundo y ya no tuve oportunidad de preguntar ¿qué significaba que yo fuese como un espiral? apenas y vuelva a ver a este ser, le haré la pregunta. Mientras tanto, me dio material para yo estarme comiendo el cerebro un poco. Me acordé entonces de algo que dijo el gran filósofo Andrés Ortíz -Osés en una entrevista y cito:

"La hermenéutica se constituye en una filosofía existencial consciente de la contingencia y, por tanto, de la defección; una tal filosofía debe saber que amamos con nuestros defectos, más aún: que amamos por nuestros defectos, los cuales condicionan precisamente nuestra necesidad de el/otro."

El que yo fuese un espiral me llevó a querer interpretar este ir y venir  de estados y modos de permanecer en el mundo, mi mundo. Quizá resulte confuso y es que lo es para mi desde la entraña, de ahí que muy seguramente surja "tan compleja" frase que ya repito con tintes de burla de mi misma. Y es que conforme me voy conociendo, me percato de la complejidad que implica el ser tan consciente del ser en toda su potencialidad. Es caro ser así, la vida se antoja más sencilla pero es el intelecto el mayor enemigo de los bienes simples. Por más que he querido desprenderme de este estado de complejidad se adhiere a mi ser, como ya parte esencial del mismo. Por lo mismo, es que retomé la cita del gran hermenéuta de Bilbao.  Pues sólo quien se logra interpretar así mismo por medio de un proceso hermenéutico puede entonces quizá, no liberarse del estado de complejidad; pero si, darle sentido. De tal modo que sea una especie de virtud bien encaminada.
Dilige, et quod vis, Fac decía San Agustín y cuanto de verdad hay en esta frase tan pequeña; amar y hacer lo que uno ama. Es justo la sentencia del existir ¿qué tan difícil es? es carísimo, me consta, en ocasiones implica ir en contra de lo establecido, en contra incluso de los egos de uno mismo que de repente dominan al ser propio. En fin, soy una especie de espiral que tan sólo busca ser tan estético como lo es el espiral, tan intrigante y misterioso como todo aquello que aparece de modo heroico por el simple hecho de ser uno  mismo.
Es fantástico sin duda este apalabramiento  ontológico que me lleva hacia un sentido de ser yo misma.  Esta relación simbólica o coimplicacional que muestra la complicidad de ser y sentido; esta conjunción entre hombre y mundo; entre lo divino y lo humano, finalmente; entre hombre y destino. Y hacia allá voy...