lunes, 2 de mayo de 2016

En respuesta a F. Belauzarán.

Hace ya tiempo que vengo siguiendo la trayectoria de este político, es de llamar la atención el ímpetu con el se mueve en esa esfera que él eligió para ser filósofo. Hoy nos lanza en su columna un cuestionamiento ¿Cómo destrabar la ley tres de tres? esta ley (que no pienso explicar aquí ) que como ya sabremos, es esta iniciativa maravillosa de transparencia que surgió de la sociedad civil. debo confesar que me cautiva y mucho la fe que tiene el señor Fernando en la sociedad civil. Yo soy más "negativa" quizá y no porque no crea en el poder de las personas sino porque como dijo en su momento Baudrillard "A partir de que los astronautas han comenzado a girar alrededor de la Tierra, todos hemos comenzado a girar secretamente alrededor de nosotros mismos" Estamos ante la ingravidez. La única transparencia que veo es la del mal, dicha transparencia que  recae en la esfera de lo económico pero yo me pregunto ¿se puede seguir hablando de economía? en esta actualidad deslumbrante ya no tiene sentido, no es ya como en análisis clásico marxista ya no hay cabía a una infraestructura o superestructura sino a una desestructuración del valor, una economía liberada de la economía, entregada a la especulación pura, una economía virtual de ahí que no sea tan diáfana. Soñamos junto con Marx con el final de la economía política, la extinción de las clases, la transparencia de lo social de acuerdo con la lógica ineluctable de la crisis del Capital. Hemos soñado  con la denegación de los mismos postulados  de economía y al mismo tiempo, negado la primacía de lo económico o de lo político que hoy día es lo mismo. 
Actualmente ya ni podemos soñar la economía política, todo eso ha  terminado por exacerbarse hasta la parodia. La especulación ya no es plusvalía, sino el éxtasis del valor sin referencia a la producción ni condiciones reales. Estamos ante la forma pura y vacía, expurgada de valor. ¿Qué podemos oponer a semejante corrupción que se da a modo de poker, de esa parte maldita que constituye en cierto modo la fase estética y delirante de la Economía Política? este final inesperado, esta curva deformada que en el fondo es la más original de todas nuestras utopías políticas. Aún así, aplaudo a este hombre que con su particular ímpetu y carácter estoico sigue creyendo y luchando como muy pocos y sonsacando a la sociedad civil a actuar. Valdrá la pena tomarse un tiempo y repensar lo que él postula...

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