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martes, 18 de agosto de 2009

Mis inicios



Descanso entre las ideas que me acongojan tratando de que me llene de nostalgia. Me niego.
Ando caminando por nuevos horizontes, todo pinta bello, de colores cálidos.  Sin embargo, aún duele, duele el olor a recuerdo, duele el sentimiento de expectativa. La vida es nueva para mi en estos momentos, en realidad me doy cuenta de como yo misma comienzo a ser otra diferente; una Laura más preocupada por si, por su salud, por su beneficio, por su desarrollo no como filósofa sino como un ser con nuevos proyectos con cosas que implican ser más versátil, más abierto.
Disfruto de este encantamiento de vivir cerca del mar, de poder disfrutar de su paz en las tardes, de tomar un café y leer un libro con el mar de acompañante, leerle las ideas dignas de subrayado y contarle lo que me inspiran esas palabras. 
Es magnífico poder charlar con la naturaleza, siempre había querido vivir en un lugar infestado de ella, de conocer bichos fantásticos, de ver volar y acercarse pájaros de colores, de escuchar el susurro de la vegetación y su diálogo con el aire. Eso es para mi lo sagrado, eso es la voz de lo sagrado y lo lleno de misterio. No requiero más, no necesito más. Tengo con que leer, con que escribir, con que pensar; y un contexto que sublima la acción.

miércoles, 10 de junio de 2009

Mi existencia lectora


He estado disfrutando mi estancia solitaria como nunca. Lejos de todo murmullo y envuelta en los silencios que llegan uno tras de otro tan sólo para recordarme lo bello que es el estar inmerso en los textos. Recuerdo a Kafka y sus cartas a su Felice Bauer:

"Una vez dijiste que te gustaría estar sentada a mi lado mientras escribo; pero date cuenta de que en tal caso no sería capaz de escribir (...) nunca puede estar uno lo bastante solo cuando se escribe (...) nunca puede uno rodearse de bastante silencio (...) la noche resulta poco nocturna, incluso".

En efecto, se requiere de una soledad extrema, de un "cuarto propio" diría Virginia Wolf. Y es que es en este estado de retiro social en el que uno se encuentra consigo mismo y entonces se atreve uno a escuchar la voz más profunda que resurge de lo que somos de modo auténtico. 
Cada vez descubro más amor por la actividad de leer y es que muchas veces es el lugar de cruce entre el sueño y la vigilia, entre vida y muerte, entre lo real y lo fantástico se representa por este bello acto que es la lectura. Como diría Kafka "La vida no se detiene se separa del que lee y no lee". Los que leemos vivimos en una especie de mundo paralelo que en ocasiones pensamos es parte de la realidad. Sin duda, este es un mundo digno de habitar, un mundo en el que los más grandes personajes mueren por amor, se dan sin reserva a un ideal, y saben escuchar el silencio de quienes estamos atentos a sus actos.  Es una forma de vida, distinta, muy distinta a la que la sociedad comprende. Pues es en estos mundos en los que uno conoce y comprende la condición humana, es el lugar en donde se descubre la verdadera esencia del existir. Un sentido de la vida que no se cuestiona sólo se significa y asume.  Pienso en Borges y su ficción en donde nos construye un mundo , un universo, un refugio en el cual, podemos ocultarnos frente a la hostilidad del mundo "real".
Amo mi mundo, mi existencia lectora, amo mi habitar interpretativo porque es aquí en donde me siento en paz, plena y feliz. Conviviendo con personajes que han comprendido la existencia y me muestran sus verdades de las cuales, voy aprendiendo de ellas. No hay libros buenos o malos porque el acto de escribir no es un acto de moralidad, ya lo dijo Oscar Wilde.