domingo, 30 de noviembre de 2008

Un bello despertar

Me encanta despertar cuando mis ojos se abren solitos y no por la presión de un despertador molesto que con su sonido te dice "Anda ya, que tienes responsabilidades que cumplir" y es entonces, cuando deseo ser un oso perezoso.
Hoy, desperté llena de felicidad ¿se puede decir eso? "llena de felicidad" como si fuese una especie de recipiente en el cual de momento llega una emoción y me llena y que en este caso es la emocion de felicidad. 
Ayer anduve por pasillos infestados de libros de todos temas, de todos colores, olores, y calidades. Me vuelvo loca con tanto papel que habla, lo único molesto es no tener el dinero para poder comprar y comprar. Además, ¡uf muy caros! ¿Cómo propiciar la lectura si ponen de modo inalcanzable el texto? y peor aún... ¿Cómo propiciar que se escriba si no es ninguna fuente viable para poder vivir de ello? pero bueno... hoy no quiero hablar de cosas críticas pues de eso sobra qué decir.
Hoy he querido hablar sobre mi amanecer feliz, un amanecer natural, con ganas de sólo leer lo que me gusta, de comer lo que me gusta y sentir la vida sin preocupación alguna, sentir lo que el clima me haga sentir; frío, calor. Sentir lo que las llamadas que lleguen me hagan sentir; agradecimiento, alegría. Pensar sólo en aquello que me llegue a la mente de modo pacífico, sereno y agradecido; como en el aire que sopla y acaricia mi rostro, en la sonrísa del desconocido que me ragala, en la pregunta impertinente del que se acerque, en el sol que calienta poco en invierno, en el volar de los pájaros que de repente se acercan a mi ventana, en el ruido de la bomba del agua que bien puede ser una música mecánica; en el amor de mi Merlina que nunca me cansa. Es maravilloso descubrir que todo empieza a tener otros colores con el cambio de estación, hay tantos cambios  sutiles que muchas veces no nos percatamos por seguir adentrados a la rutina sin embargo, últimamente he puesto atención en ello y me fascina hacer conciencia de cómo todo va cambiando y no sólo en el exterior sino desde dentro de uno mismo. Pienso en la frase de Camille cuando escribió "Soy asmático del alma" y también lo soy sin embargo, mi amanecer de hoy me hace sentir despejada el alma, con respiración normal y tratando de permanecer así. 
Por cierto, ya que menciono a Camille de Toledo, ayer le conocí, fue maravilloso verlo y poder decirle lo mucho que me ha gustado su libro, tener sus letras dirigidas a mi en su libro y agradecerle su palabra, fue un gran suceso para mi el día de ayer.
Supongo que hoy será mejor pues aunque si fue lindo el acontecimiento; tampoco hace falta conocer a un gran escritor para tener momentos increíbles ¿cierto?
Ya lo decía el gran poeta de poetas Hölderlin
 "¡Oh entusiasmo! En ti encontramos una afortunada tumba. 
  Nos sumergimos con silenciosa alegría en tu oleaje, hasta 
  que oímos la llamada del tiempo; y entonces, despertamos 
  para volver orgullosamente, lo mismo que las estrellas, a la
 breve noche de la vida" (La muerte de Empédocles)

1 comentario:

Anónimo dijo...

coño