"Me sorprendió, como siempre, lo fácil que era
partir y lo bien que se sentía.
El mundo se me llenó de pronto
de
posibilidades." On the Road,
de Jack Kerouac.
Este sentimiento lo comparto tanto con Kerouack mi Beat favorito. Y es que
así fue, así ha sido y así será. Siempre es fácil partir. Si hubiese
vivido en aquella época, seguro hubiese sido beat. Me hubiera entregado al
alcohol a las drogas y a esa intensidad y pasión loca por vivir. Hoy, el mundo
es tan hostil que es imposible ser tan radical. Basta con ser uno mismo y eso ya
es ser radical para los que me rodean. Que pena que los ideales se están
quedando plasmados como historia universal, que triste que ya no haya de esos
seres que confrontan y retan a la existencia de modo tan escandaloso y aún así
pasen a la posteridad como genios. No, ya no hay genios de esa índole sólo los
hay de escritorio y ciencia. Incubados todos ellos por el sistema.
Seguro que Kerouac y yo, hubiésemos
hecho el amor más de una vez, seguro que hubiéramos experimentado sexualmente
juntos entre alcohol, droga y letras sin duda alguna, una creación mía hubiese
sido conocida.
Ahora todos son escritores, todos son radicales de red y todos han
confrontado a la vida a través de sus pequeñas libertades. Ahora resulta que
todos viven furiosos contra las injusticias, el racismo y desigualdades.
Yo me pregunto ¿contra quién van? No hay apartheid que terminar, hay todo un
continente que rescatar. No hay kukusklan que combatir el racismo es ya esencia
de la humanidad. ¿Contra quién van?
Si, añoraría ser una gran beat, escribir sobre la naúsea que es el mundo,
bebería hasta perderme y follaría sin cansancio con tal de estar ahí, ajena a
la realidad. Hoy no me permito ser beat, pasó el tiempo en que serlo era
auténtico y tenía sentido.