Oda a mi Merlina

Entré a mi blog y leí algunas cosas que yo misma he estado escribiendo. Debo confesar que me quedé atónita de ver reflejada tanta tristeza de mi misma. No cabe duda que la palabra ayuda y mucho a liberarse. Por ello; decidí hacerle un homenaje a mi compañerita fiel, a mi mejor amiguita y el gran amor que ocupa mi corazón. Merlina, no sólo es una fiel perrita; ella llegó a mi vida al poco tiempo de que murió mi madre, yo; quien estaba más en la depresión que en la realidad pues estaba lejos de mi ciudad, sola y sin trabajo. Entonces llegó Merlina y me hizo dedicarle atención. Si no me levantaba de la cama (como solía hacerlo en ese tiempo) ella iba y me jalaba la cobija para que la sacara a pasear, claro que lo hacia porque ella merecía eso y más. Con el tiempo, ella me ha dado la más bella lección de amor real,  me acepta tal como soy, nunca me rechaza sea la hora que sea y aunque se encuentre sumergida en un sueño muy profundo se levanta para recibirme. Quizá no tenga siempre una sonrisa pero si una movidita de colita en cualquier momento, tan sólo con nombrarla es suficiente para que corra como si me viese por primera vez después de mucho tiempo y me demuestra su gran cariño. 

Merlina es sin duda lo mejor que me pudo pasar en esos (y estos) momentos de profunda tristeza , es quien me acompaña en todo momento ya sea feliz o triste. Es quien sabe todos mis secretos y no me juzga en lo absoluto. Me acepta como esté, como yo sea y me demuestra amor sin condición ni traumas de ningún tipo (jejeje esto me gustó) siempre esta dispuesta a jugar y sino hay tiempo simplemente lo deja de hacer y ya, no guarda rencor, olvida lo malo y sin embargo todo lo festeja con la misma emoción y alegría. Cualquier detallito para ella es digno de un ladrido de emoción. Vaya, es simplemente el ser más perfecto que existe para mi, me queda claro que su mayor virtud es precisamente la de no ser un humano. Ji ji ji.