lunes, 15 de septiembre de 2008

El gran anciano

Siempre he pensado en un faro como aquello que denota la espera, pero no cualquier espera sino una espera cargada de muchas emociones que van desde la esperanza, alegría, soledad, tristeza y paz. No lo sé... pero siempre que veo un faro me arrebata un suspiro. Quizá por esa presencia solitaria que se encarga de iluminar y orientar pero que nadie toma en cuenta hasta que se apaga, hasta que no funciona. Me imagino al faro como una especie de anciano que siempre está, que sólo observa y que ilumina el camino de los demás pero que aún así no se le rinde reconocimiento alguno. Ésta bella imagen que no sólo nos presenta un bello faro sino que además está como en ascendencia hacia el cielo me hace sentir esa presencia infinita, ese camino de luz guiado por un faro cuyo nombre es inombrable  porque ni caso tiene saberlo.
El faro es tan sólo esa presencia  enorme pero sutil, que ilumina pero que nadie percibe sino tan sólo se sirve de él. Es el gran anciano.

Agradezco a Gabriel Gaytan por prestarme sus fotos para poder escribir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El faro es comun que nos cause una especie de onomatopeya mental. Asociamos no el sonido con el objeto sino el objeto con un concepto diafano, sutil, casi angustioso. Los faros fueron cruciales para los barcos y en nuestras vidas hay faros que nos ayudan a llegar a tierra firme. A dejar de navegar sin cesar en las aguas agitadas de la incertidumbre. Cada quien tiene sus faros, unos reales y otros inventados pero lo importante es tenerlos. Sin ellos nos sumimos en la total ausencia de sentido.
Al amigo lector y a la que escribe: cuales son tus faros ?
Yo algun dia fume faros pues me gustaba el papel arroz, pero esa es otra historia.

Emma Laura dijo...

Querido Anónimo:

Gracias por comentar. ¿Cuáles son mis faros? uff han sido afortunadamente mucho creo yo, y digo muchos para mi fortuna pues pocas son las personas que en un momento dado consideramos sabios y nos dejan una gran enseñanza.
En primer lugar mis padres grandes soportes que iluminaron mi existencias; mis abuelos quienes siguen con su sabiduría de vida iluminando mi camino, amigos y amigas que con sus entregas fieles a la amistad me han mostrado una gran luz.
A. quien con el hecho de compartir su vida conmigo durante unos años me enseñó a conocerme a mi misma, fue mi gran espejo y finalmente del que me acuerdo y de modo muy especial, Marc un amigo quien ha dejado una luz plantada en mi alma que me enseñó el concepto de humildad y lealtad; esa luz jamás se apagará mientras viva, segura estoy de ello.
Y los suyos anónimo ¿cuáles son los suyos? yo nunca fume pero si supongo que el papel arroz sabe bien pero como bien dice, es otra historia...