viernes, 12 de septiembre de 2008

Navegante...


Me fascino ante su palabra, sí, lo confieso. Y es que recuerdo el sonido de su voz cuando leo mi nombre sólo como usted lo ha dicho "Lau, EmmaLau". Me ha puesto el vestido de la nostalgia, un vestido de color azul turquesa, no sé por qué, pero siempre he pensado que ese es el color de la nostalgia.
No he andado muy inspirada y es que creo que me han hecho falta caramelos, si, eso, caramelos que endulcen mi alma, bombones que suavicen mis pequeños caminos pedregosos y un poco de polvo de sueño para volver a mi mundo tan mío, tan íntimo y tan sutilmente fantasioso.
Hoy tan sólo le dedico estas letras las cuales acompaño de esos recuerdos  de tardes infinitas con risas y reflexiones que acaparaban horas y horas de tiempo compartido. Oh!! justo recuerdo que usted logró escuchar la voz de mi madre, canto de dioses para mi alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso vestido, sin duda. Bello color también, el de la nostalgia.
Pienso, ¿es necesaria la inspiración cuando se dicen las cosas con tal encanto? ...No, la respuesta es no. Transmitir las partes de ti que hablan del tiempo, de las percepciones y de recuerdos y ensoñaciones como lo haces no requiere, de ninguna manera, de inspiración. Cada palabra es una parte tuya. Desprenderte de ti es lo que apreciamos los que te leemos.
Los recuerdos son los los detalles que vivimos y la memoria aquello que nos lleva a ellos. Disfruta pues del canto de dioses que ilumina tus recuerdos.
Lau, EmmaLau, gracias por estas letras tuyas y por abrir la puerta del mundo de encanto en el que las fantasías son cotidianas.