jueves, 4 de septiembre de 2008

Querido marinero navegante de nubes:


Justo hoy me pareció escuchar un relinchar lejano en compañía de unos cascabeles ¿Será que la bruma de la distancia se va despejando? vaya, ¿qué es la distancia en estos tiempos en lo que todo parece tornarse relativo? muchas ocasiones me pregunté si era válido querer acercarse, es decir querer hacer de la presencia un acto de realidad. Hoy, después de tantos años con un poco más de experiencia en el ejercicio de existir; me doy cuenta de lo mucho que he cambiado. Que quizá el relinchar del caballo que me pareció escuchar es tan sólo un adiós de eso que ya no puede ser más porque los sueños se van modificando con el paso del tiempo. Hoy me viene mejor un sentido claro, un momento sagrado en donde los símbolos no sean mas que mis más preciados caramelos y mis más añorados deseos. He descubierto; mi querido navegante, que jamás se fue de este mar lleno de ilusiones y que tan sólo se quedó habitando en una de las tantas islas con forma de libro, que siguió escribiendo lo que en mi memoria se ha plasmado en estos años y que ambos nos seguimos alimentando con la ilusión del recuerdo inviolable porque es tan sagrado, que nadie ni nada; profanaría nuestras letras no escritas aún.
  Suya por medio de la letra.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Laura,
Un verdadero placer leerte. En verdad te felicito por la pulcritud y claridad con que dices las cosas. Al respecto de este texto, me permito hacerte un comentario: he disfrutado mucho las metáforas, pero (el bendito pero de toda la vida) esta lectura ha despertado en mí una curiosidad por saber si en tus palabras se esconde un código y, después de ello, no intentar descifrarlo.

Un abrazo

Emma Laura dijo...

Querido Anónimo:

Ojalá supiera quien eres pues de ser así te contestaría con más confianza y por tanto de modo más personal.
Te respondo ¿qué texto no esconde códigos? me explico: pienso que todo texto por más claro y pulcro que resulte siempre lleva un lenguaje oculto, eso que se va develando por efímeros instantes. Ëste es un texto dedicado a un viejo amigo con quien la amistad se torno y surgió a través de la palabra y nunca traspasó dicho muro de ahí que quizá sea cierto que exista un código un código que prefiero llamar desde la visión de Barthes "Estilo" ciertamente, el estilo de estos textos del "Navegante" no oculta, no son decifrables sino tan sólo son poesía hecha letras.
Le correspondo su abrazo querido anónimo y ojalá haya satisfecho su curiosidad.

Laura

Anónimo dijo...

Querida Laura,
Muchas gracias por tu respuesta. En verdad es envidiable el nivel de expresión que manejas. Te confiaré algo. Me considero una lectora, no sé si buena o mala, atrapada en la actualidad por los blog, y también reconozco que son pocos los espacios que visito en dos ocasiones. El tuyo lo es, y me felicito y te felicito por ello.
Hasta pronto

Anónimo dijo...

Hola Laurita, me agrada mucho leer tu blog tal vez yo no tenga estilo para escribir tan lindo como tu lo haces pero me gusta leer tu nostalgia por que me ayuda a querer salir de la mia, tal vez me de miedo hacerlo o no he encontrado la forma de hacerlo, pero creo que los dos sentimos cosas muy similares.....en fin uno nunca esta feliz con lo que tiene y no se por que...

Espero que algun dia el murinero pueda traspasar el muro...

Un abrazo!

Francisco.

Anónimo dijo...

Nos hemos reencontrado, …por fin.
Ésta es la frase que más me gustó de un cuento que recién terminé de leer. Supongo que el cuento no debe interesarte, por lo que obviaré todo: el inicio, el nudo, el clímax y por supuesto el final. Todo es todo.
…Aquí entras tú.
Dirás que el todo puede no serlo, que puede ser una parte y que esa parte puede ser la parte de otro todo que no es el todo que yo dije. Moverás las manos y tratarás de explicarme acerca de uno o los tantos “todos” que conoces: el de Ciorán, el de Epicuro, el Todo de Nietzche, el de Locke, el de Descartes… Yo bajaré la mirada, haré una mueca de contento y de ti saldrá una risa breve. Callarás. Mirarás al pasado y, justo en ese momento, nuestras miradas se encontrarán y soltaremos una carcajada. Está claro que en este absoluto nunca sabré que es el todo ni podré detenerte para que intentes explicármelo. Está claro también que cuando yo busque “algo” en la etiqueta de un vino perderé de vista lo que tenga entonces en las manos y llegará a mí la frase que más me gustó de un cuento que acabo de leer.
Para ti, EmmaLau