Anoche no dormí, y es que me quedé conversando con la luna. Su luz fulgurante iluminó mi alma, me encamino al desvelo con un paso sigiloso y lleno de dulzura. Me llamó por mi nombre, mi nombre cósmico y me reveló el secreto de lo más íntimo de mi misma. La noche fue de goce, de misterio y de una compañía que sólo me implicaba a mi misma.
Los silencios se escucharon, cada uno pronunció su verdad. Yo tan sólo escuché y guardé en secreto todo lo otorgado. La luna me sonrío, me cargó como si yo estuviese mecida en una cuna y me trajo de regreso a mi hogar, llena de misterios y muchos sueños por despertar.
Esta noche sólo dormiré y todo se tornará en plena paz.
2 comentarios:
Ummmm!???
Que secretos serían esos??!!!
Seguro que nuevas magias...
Seguramente mi querido Francisco, magias que quisieran hechizar mundos para que las lejanías se hiciesen más pequeñas.
Un besote
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