lunes, 28 de julio de 2008

Música y Palabra



Siempre que quiero dormir temprano mi cerebro me traiciona y es cuando más cosas se pone a pensar. Me acuerdo del personaje de Pi el orden del caos y me sugiere una angustia tremenda por la obsesión del no tener orden en ese caos. Quisiera que mis pensamientos fueran como fichas de domino y tan sólo ir acomodando según los números  el orden que el mismo juego lleva. Mis pensamientos resultan tan desordenados que de momento hasta me olvido de lo que pienso de un instante a otro. Es tan fácil sacarme de lo que estoy pero también es muy fácil que vuelva a mi abstracción, puf ser caótico y bipolar podría ser mi diagnóstico sin duda.
Escucho música, siempre lo hago y más si de escribir se trata, siento como la música me va dictando palabra por palabra pues es ella, la música; la que pone sentido al decir que plasmo. Last man de Clint Mansell ese es el track que dicta en este momento. Tan bella música debería estar dictándome palabras como: felicidad, amor, ternura, goce. Pero no, no lo hace porque el título de la pieza no lo permite. ¿Cómo hablar de esos conceptos cuando de el último hombre se habla? puf! comenzó el segundo track Holy dread intenso y misterioso tal como lo es la palabra en si misma, el tiempo nos va encaminando al tercer track y último antes de dormir, Tree of live. El árbol de la vida, siempre me ha gustado esa metáfora porque en efecto siempre he visto el concepto de la vida relacionado con el concepto de árbol, porque el árbol en si mismo existe y tiene vida, se mantiene por años de pie y cada vez crece más y más. Siempre he pensado que la verdadera analogía de este concepto de árbol de la vida es el de Espíritu humano.  Amo la música, amo la palabra y amo decir todo esto. Finalmente, mi pensamiento a eso se reduce... a la búsqueda insaciable de ser lo que debo llegar a ser, como diría el sabio Píndaro.
Mansell y su obra es la muestra más pura de cuando el espíritu habla y lleva a uno a la diferente escala de sensaciones y emociones que nos hacen crecer sin darnos cuenta, sin percibirlo, tal como el soplo de la palabra cuando está permeada de poesía.
Es curioso como mencioné primero Pi y posteriormente la Fontaine ambos textos fílmicos, musicalizados por Mansell. Sin duda alguna uno de mis favoritos.

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