Hoy es un bello día sin duda. Ayer me la pase toda la tarde en una agradable tertulia que más que haber sido sólo un buen momento resulto un gran momento de reflexión personal y deseos de moverse desde dentro hacia lo más profundo de la existencia. Pensé mucho en Mircea Eliade y su camino de búsqueda. Comprendí el por qué muchos de los grandes científicos y pensadores terminan por pensar en la trascendencia como aquello que le otorga sentido a su vida de trabajo.
Es maravilloso descubrirse dentro de una dinámica en donde la conciencia más auténtica te va llevando hacia dentro de ti mismo y simplemente te reconforta para hacerte saber que lo mejor está por venir. Que el sufrimiento tiene un sentido y sobre todo, un gran significado en lo que es el propio camino de vida. Que la soledad no es mas que la oportunidad que pocos muy pocos toman para crecer y que en realidad es un estado de privilegio espiritual e intelectual.
He venido a descubrir que es momento de dejar atrás todos los egos que de algún modo me han dominado y me han llevado a querer cosas que no me llenan el alma realmente.
Sin duda mi vida se torna distinta, se modifica desde mi interno porque es justo ahí en donde encuentro lo más valioso y si, pienso y mucho en San Agustín. Finalmente mi yo más interno y auténtico comienza a tener valor de resurgir como lo hizo hace años y cuando me sentía plena.
Amo mi vida, amo mi entorno y agradezco a la vida esta visión menos miope y obtusa de mi misma. Mis posibilidades se multiplican diariamente y aqui pienso y mucho en Heidegger y su Dasein, pues yo soy ese, ese ser ahí que esta lleno de posibilidades y se proyecta hacia la paz.